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martes, 19 de enero de 2016

La delgada frontera entre el respaldo y la testarudez




Por Rodrigo Tamagni

Desde el 2002 que la ilusión no se sentía tan a flor de piel. Pero para ser campeón hay que estar en los pequeños detalles. Un equipo se arma de atrás para adelante y con un capitán que marque el techo del nivel. Pellegrino, ante el enorme desafío de apoyar o cambiar al errático Ruso Rodríguez
Desde su llegada, Pellegrino bancó contra viento y marea al Ruso Rodríguez, su capitán. Una y otra vez. Ante errores o negligencias. Eso en un conductor no es un error ni una virtud. Lo que inclina la balanza para un lado u otro es el nivel de efectividad que tenga ante sus apoyos o timonazos. Básicamente la capacidad de una reacción positiva con el apoyo o el de entender que tensar más la cuerda podría romperla.
La vida transita entre un fino límite entre el apoyo y la tozudez. Entre el respaldo y lo testarudo. Coquetea con lo motivacional y la obstinación. Cuando apoye la cabeza en la almohada, seguramente en el Flaco aparecerá este binomio que constituye al transistor de un equipo campeón. Esos detalles que pueden prender o apagar el interruptor de un club festejando a fin de semestre.

¿El Ruso tiene pasta para ser el arquero de Independiente? Desde ya. ¿Cuenta con la personalidad para clavarse la cinta? Claro que sí. El gran problema en su trayectoria radica en que ha fallado en los momentos claves, al menos desde que el equipo volvió a Primera. Tuvo falencias en situaciones críticas e inhibiciones a mitad de camino. Su ficha de un tiempo a esta parte podría decir claramente que no es el gran responsable de los goles, pero tampoco los evita. Como se diría en la esquina: no se los morfa, pero tampoco te salva. Ante River volvió a darle argumentos a aquel bando que alienta cada vez más esa teoría.

Y un equipo que pretende ser campeón precisa de un tipo que con sus guantes, al menos, responda satisfactoriamente en los momentos clave. Mientras el Ruso debate internamente si saca a relucir finalmente sus enormes cualidades o se deja devorar por los fantasmas de las críticas, Pellegrino se topó con una encrucijada: ¿debe darle apoyo para estimularlo o tiene que brindarle la chance al que está en el banco, que por lógica de nosotros los que opinamos de afuera y vemos todo con una "facilidad" asombrosa, es siempre mejor que el que juega?

El Rojo tiene ante sí una pasta de campeón que para que se convierta verdaderamente en el deleite de los fines de semana tendrá que resolver este tipo de cuestiones. El que está a cargo será responsable tanto de lograr sacar la pasta al dente o si un mazacote termina arruinando todas las promesas. Esta mirada no es una crítica a la situación, sino una simple descripción de inicio de temporada.


Fuente Play Fútbol

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