Ilustró rrrojo
Juan Pablo Varsky considera que hace falta un torneo largo
que consagre un solo campeón, el regreso al calendario febrero-diciembre y la
eliminación de un sistema injusto para definir descensos; aquí, su proyecto:
Era una locura la kermesse de 38. Ascender a 18 equipos de
golpe sin considerar méritos deportivos descalificaba automáticamente ese
proyecto. Sin embargo, por más torpe y oportunista que fuera la intención, el
actual contexto del fútbol argentino obliga a una reformulación de sus
campeonatos. La demanda no sólo apunta a formatos, calendarios, promedios y
promociones, sino también a un necesario federalismo. Hace falta un torneo
largo que consagre un solo campeón, el regreso al calendario febrero-diciembre
y la eliminación de un sistema injusto para definir descensos. Fomentar el
largo plazo, la paciencia y la identificación de los futbolistas con su
camiseta. Estimular la tolerancia ante malos resultados. Reducir la histeria y
la urgencia, ingredientes esenciales de la violencia. Pero vale la pena ampliar
la mirada. ¿Tiene sentido un fútbol básicamente metropolitano, donde la
concentración de equipos en una región muy reducida del país es insostenible
por razones deportivas, económicas y de seguridad? Si hoy mismo dejara de regir
la prohibición del público visitante en las categorías menores, el Gobierno de
la provincia de Buenos Aires tendría serias dificultades para prestar servicio
en todos los partidos del ascenso. La Copa Argentina no alcanza para salir de
este centralismo. Se juega a partido único y con sedes elegidas
arbitrariamente. Vale como competición complementaria pero no resuelve el tema.
Debe promoverse una reparación histórica y democrática.
Hoy, en primera división apenas 5 de 23 provincias están
representadas (apenas 21,7 %). Si sumamos la B Nacional, llegamos a 10, menos
de la mitad. La Argentina es el octavo país más grande del mundo. Si tomamos en
cuenta la relación entre su extensión y su pasión futbolera, sólo puede
compararse con Brasil, que ya cuenta con sus torneos estaduales y estudia
ampliar la cantidad de equipos para su campeonato nacional. Nuestro país limita
su campo de influencia a un área muy pequeña. El fútbol argentino debe mirarse
en el espejo de Valentín Suárez. Este dirigente visionario creó a fines de los
sesenta el viejo y querido torneo Nacional, que aportó al desarrollo de clubes
y jugadores de todo el país. Por ejemplo, en la selección campeona mundial de
1978 estuvieron Kempes y Ardiles, formados en Instituto, el santiagueño Luis
Galván, de Talleres, y Daniel Valencia, surgido en el Lobo jujeño. Todos
aparecieron en el Nacional. Sin semejante iniciativa, quizá nunca habrían
jugado no sólo en primera sino tampoco en la B, reservados para los clubes de
Capital, Buenos Aires, Rosario y Santa Fe. Recién en 1981, a partir de la
resolución 1309, los equipos cordobeses pudieron competir en el Metropolitano.
Talleres había sido finalista del Nacional 77 y Racing de Córdoba en 1980. Sólo
fueron aceptados después de sus notables méritos.
De no ser por la reforma de Suárez, cordobeses, tucumanos,
salteños, correntinos, jamás hubiesen jugado por los puntos contra los grandes
nacionales. También en esta época, descubrimos muchos efectos favorables. Con
una auténtica impronta federal, los chicos tendrán la opción de quedarse en su
lugar de origen o mudarse al equipo fuerte de su provincia. No verán alterada
de manera tan brusca su infancia y no deberán tomar decisiones de adulto a los
14 años. Se moverá el transporte, la hotelería, el turismo interno, el consumo
en todas sus expresiones. Los clubes estarán en condiciones de pedir mejores ingresos
por indumentaria y patrocinios, respaldados en una mejor situación deportiva.
Habrá más interés de las provincias en televisar desde sus propias señales los
partidos de sus equipos. Hoy, Talleres de Córdoba, San Martín de Tucumán,
Central Córdoba de Santiago del Estero y los salteños de Juventud Antoniana y
Central Norte movilizan más gente que la mayoría de los equipos de primera.
Defensores de Villa Ramallo, sensación del Argentino, tiene un sistema lumínico
apto para encuentros de elite. Si bien es eliminatoria a partido único, la Copa
Argentina demuestra que la paridad existe. Entre otros batacazos, Atlético
Policial de Catamarca del Argentino B goleó a un alternativo Instituto, líder
de la B Nacional. Dato: la Argentina ganó su primera Copa del Mundo en pleno
auge de los nacionales y su segundo título a la salida del sistema. Desde que
se instalaron los torneos cortos, no pasa de los cuartos de final.
El contexto estrictamente futbolístico también invita a la
reestructuración. Se terminó la hegemonía de los grandes. Al igual que en la
década del 80 con Argentinos, Ferro, Estudiantes, Central y Newells, si miramos
las tablas acumuladas de los últimos años, Vélez, Lanús y Banfield podrían
haber festejado un título de 38 fechas. También se redujo drásticamente la
brecha entre la primera y la B Nacional. No sólo por el descenso de campeones
como Ríver, Central, Huracán, Ferro, Quilmes y Chacarita, sino también por el
muy bajo nivel de la máxima categoría, donde los resultados más repetidos son 1
a 0 y 0 a 0. Hoy, la oferta televisiva los presenta nivelados para abajo. Por
primera vez en la historia de los torneos cortos, los cuatro equipos ascendidos
desde la B Nacional superaron los 25 puntos en su primer torneo. Todos
conservan su exitoso núcleo de futbolistas de la B Nacional.
Presentados estos argumentos, lanzamos desde aquí el
proyecto de la Liga Argentina. Comenzaría en febrero de 2013, con 36 equipos.
¿Le parece demasiados? Además de los fundamentos ya expuestos, piense en el
deporte como herramienta de desarrollo e integración. No se apure. Déjeme
explicarlo. Quédese tranquilo: no habrá ascensos por decreto. Se respetará la
búsqueda de la excelencia y regirá el mérito deportivo. Los 36 equipos estarán
agrupados en dos zonas de 18, con sorteo televisado para despejar suspicacias.
Sistema de todos contra todos a dos ruedas y con dos interzonales para los
clásicos. El ganador de cada zona se clasifica para la final, que puede ser a
doble partido o a único juego en cancha neutral. Los dos últimos de cada zona
descienden de categoría sin promedios ni promociones. Los equipos directamente
afiliados a la AFA bajan a la Primera Metropolitana; los indirectamente
afiliados, a la Primera Nacional. Los torneos de ascenso tendrían el mismo
formato y la misma estructura que la Liga. Ya nos referiremos a ese tema.
La denominación de los torneos no es antojadiza. Se adecua a
las leyes del marketing y tiene otro impacto a la hora de vender el producto.
Procura atenuar la susceptibilidad. No es lo mismo decir "se fue a la
B" que "descendió a Primera Nacional". Obviamente, el cambio
cultural no se dará de un día para el otro. Pero algún día hay que empezar.
Serían 18 partidos por fecha. No se alarme. Hoy, la TV abierta transmite 15 de
los 20 que suman las actuales primera y B Nacional. No parece complicado
generar la señal de todos los juegos. Podrían jugarse dos encuentros por cada
franja horaria. La mediocridad de los partidos no invita a concentrarse en un
solo match. Bienvenida entonces una opción en otro canal. Sugerencias: viernes
a las 19 y a las 21, sábados a las 17, 19 y a las 21, domingos a las 11, 17, 19
y a las 21. De todas maneras, el nuevo campeonato debería estar acompañado por
una mayor oferta de canales abiertos a partir de la TV digital. El nuevo escenario
con más equipos demandaría redefinir el convenio entre Fútbol para Todos y la
AFA y generar otro acuerdo entre la AFA y los clubes para el reparto. Pero
nosotros no hablamos de dinero... Volvamos al formato.
¿Cómo se clasifica para las copas? Proponemos que sean
equipos distintos en la Libertadores y en la Sudamericana, como ocurre en
Brasil. Ayuda a la democratización. Esta separación, sumada al calendario
febrero-diciembre, facilitaría el desarrollo de una selección local. ¿Quiénes
serían los cinco equipos argentinos en la Copa Libertadores? Los dos mejores de
cada zona entrarían directamente. La quinta plaza se definiría en un
cuadrangular entre los terceros y los cuartos. Cruzados, a partido único. El
ganador se llevaría la última vacante. ¿Quiénes competirían en la Sudamericana?
La Argentina tiene 6 cupos. Los tres perdedores del cuadrangular pre
Libertadores se garantizarían su lugar. El campeón de la Copa Argentina sería
el cuarto. Por las dos plazas restantes competirían del quinto al octavo de cada
zona. El 5 contra el 8 y el 6 contra el 7, también cruzados. Los ganadores de
estos cuatro duelos definen los dos últimos cupos en otra instancia de mano a
mano. Como yapa, podríamos tener la Supercopa Argentina entre el campeón de la
Liga y el de la Copa. Todos los equipos pelean por un objetivo: título, copas y
permanencia.
¿Cómo llegamos a los 36 equipos? Reafirmamos que no habrá
ascensos por decreto. El proyecto está blindado contra especulaciones
oportunistas. Trasciende la actual situación de River y de San Lorenzo, que
deberían ganarse su lugar en la cancha. De los 36, 20 garantizarán su
participación durante la temporada 11-12: los 16 de primera que conserven su
lugar en la categoría, los 2 ganadores de la Promoción y los 2 ascendidos desde
la B Nacional. ¿Qué hacen durante el segundo semestre de 2012, el anterior al
comienzo de la Liga? Juegan el último torneo corto de la historia, válido
además para la clasificación a las copas de 2013. Es decir, un Apertura sin
promedios de descenso. Los otros 16 integrantes de la Liga deberán ganarse su
vacante durante ese segundo semestre de 2012. Por mérito deportivo.
Ésta es la parte más compleja del proyecto y al mismo tiempo
la que le da sentido al concepto del federalismo. Competirán 72 equipos, agrupados
en ocho zonas de nueve, todos contra todos y a dos ruedas. Los dos mejores de
cada zona se clasificarán a la Liga. No se asuste por la cantidad. Es la misma
que tenemos todos los fines de semana en las diferentes categorías del fútbol
argentino. No aumenta el número de partidos, se modifica la estructura de
jerarquías. ¿Por qué 72? Por una cuestión estrictamente deportiva. Los 2
descendidos de Primera División, los 2 perdedores de las promociones, los 16 de
la B Nacional que no lograron ascender a primera, los 21 de la B Metropolitana,
los 25 del Torneo Argentino A, el campeón de la primera C, el campeón del
Torneo Argentino B, el club de la C que disputó la promoción por la B Metro y
los del Argentino B que jugaron la promoción por el Argentino A. La confección
de las zonas sería por sorteo, con los 72 equipos agrupados en nueve copones
según su clasificación al finalizar la temporada 2011-2012.
Le repito: no inventamos ni equipos ni partidos. No difiere
la cantidad respecto de cada fin de semana. Las cinco categorías del ascenso (B
Nacional, B Metro, C, Argentino A y Argentino B) tienen su justa
representación, por mérito deportivo. Cada equipo deberá jugar 16 partidos en
el semestre para definir su lugar en la temporada 2013. ¿Qué pasa con los 56
que no se clasifican para la Liga? Participarán de los torneos de ascenso, de
idéntico formato a la competición mayor. La Primera Nacional incluiría a todos
los clubes indirectamente afiliados a la AFA que hubieran participado de los
torneos por los ascensos a la Liga. Si resultaren menos de 32, el número
establecido de participantes, ascenderán por mérito deportivo clubes del
Argentino B hasta completar el cupo. Dos zonas de 16 clubes, todos contra todos
a dos ruedas. El ganador de cada zona juega la final. El campeón asciende
directamente a la Liga Premier. El segundo ascenso se definiría en una liguilla
con el perdedor de la final esperando rival que surgiría de los cruces entre el
segundo y el tercero de cada zona. El último de cada zona descendería a Segunda
Nacional. La Primera Metropolitana incluiría a todos los clubes directamente
afiliados a la AFA que hubieren participado de los torneos por ascensos a la
Liga Premier. Si resultaren menos de 32, ascenderán por mérito deportivo
equipos de la primera C. El sistema de competencia sería exactamente el mismo
que el de la Primera Nacional, con interzonales clásicos. En ambos casos, se
disputaría un torneo adecuación para definir lugares durante el segundo
semestre de 2012.
Atención: la Primera Nacional y la Primera Metropolitana
tendrían la misma jerarquía. Cada una generaría dos ascensos por temporada a la
Liga. La diferenciación es solamente geográfica y produce una reparación
histórica con los indirectamente afiliados a la AFA, a los que todo les ha
costado mucho más. Más abajo, el formato se reproduce con la Segunda Nacional
(Torneo Argentino B y Torneo del Interior) y la Segunda Metropolitana (primera
C y primera D). El nuevo escenario ofrece la misma cantidad de equipos, pero en
tres categorías. Hoy, la Argentina tiene siete, un despropósito en este fútbol
para el que el descenso es una tragedia griega. Esta distribución estimula el
deseo de llegar a la elite. No es lo mismo subir cinco pisos que apenas dos.
La carpeta con el proyecto está a disposición de la AFA,
dirigentes de los clubes y funcionarios del Gobierno. Tiene respaldo de los
directivos de clubes de ascenso que ya lo han leído. Admite correcciones, por
supuesto. Generará resistencia por desconocido y novedoso. Para acompañar,
harán falta medidas complementarias como hacerse cargo de la violencia con
voluntad política, fiscalizar realmente las cuentas de los clubes, obligarlos a
cancelar deudas con plantel y cuerpo técnico so pena de descenso, adecuar y
regularizar el mercado de pases, potenciar las divisiones juveniles con un piso
de futbolistas surgidos de la cantera en la lista de buena fe (12 de 30, por
ejemplo) y evitar el carrusel de entrenadores para que no dirijan siempre los
mismos. Le pido por favor que no me diga "no se puede" sin haberlo
analizado en profundidad. Así como está, el fútbol argentino no se sostiene
más. Hace falta una revolución. Una verdadera locura...
Fuente Independiente
Crece
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