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viernes, 2 de diciembre de 2011

Colaboraciones - Hugo Silva "Otro atardecer"


Escrito por Hugo Silva (Del Staff de independientepaladarnegro.blogspot.com!



El atardecer trajo las primeras sombras de la noche.

Después de tres días sin caminar, recostado aún sobre mi cama, miré determinadamente por la ventana.

De pronto, una irresistible tentación de darme una vuelta; tal vez por la rambla.

¿Por qué no? Me pregunté e instantáneamente comencé a vestirme.

Me peiné descuidadamente, tomé la campera más liviana y bajé la escalera.

Ya estaba en la vereda, sin mareos, sin dolor, sin ninguna molestia que, frecuentemente ocupaban mi cuerpo y mi mente.

Cambié de idea. Me doy una vuelta a la manzana.

Tranquilo, sin pensarlo otra vez hice los primeros cincuenta pasos hasta la esquina.

En tanto el tránsito por la avenida era intenso, ruidoso y como siempre, molesto.

Doblé por calle 12 y muy calmo avanzaba por el centro de la acera de la amplia vereda de mi ciudad.

Reparé que alguien dobló por la otra esquina, por la misma vereda. Y lenta, dificultosamente, un dulce, admirable anciano, venía hacia mí.

A pocos pasos, los que mediaban entre ambos, advertí que debía darle paso.

Curiosamente, íbamos en una recta imaginaria, que nos enfrentaría, inevitablemente. Giré apenas un tanto, nos cruzamos y con una leve sonrisa y me agradeció el gesto.

Me deslumbré con su añosa dignidad y sus profundos ojos claros..

De pronto, escuché nítidamente:

-¿Nos conocemos?.

Giré, volví a mirarlo con atención.

- ...No, no creo – Contesté- Aunque tal vez la vecindad....

- ¡Yo creo que sí! - aseguró y agregó- ¿Tendrá Ud. un cigarrillo?

- Sí, le respondí - Y le acerqué el paquete para que tomara uno. Con automático gesto y el encendedor en mano, le ofrecí fuego.

- No gracias, yo no fumo -Me dijo con toda naturalidad.

De inmediato se lo guardó en el bolsillo superior de su leve abrigo.

Volvió a sonreír, con la frescura que hacía resaltar su mirada cómplice, profunda y clara.

Y sin mediar un segundo, agregó:

-  Nos veremos y Ud. estará bien.

Ambos nos regalamos un abrazo sin tocarnos...y seguimos camino.

De regreso, sin cansancio y con cierto apetito, comí bien, fumé un cigarrillo y me dispuse a acostarme.

Dos sensaciones de aquél encuentro me quedaron grabadas.

La primera era que no había registrado el paso de ningún vehículo o de persona alguna

La segunda ¿Adónde, y a quién, le llevaría ese cigarrillo?.

Me dormí al fin y entonces…

¡NUNCA SUPE MÁS NADA!

Hugo Silva

Derechos revervados.Prohibida su reproducción total o parcial sin citar autor y fuente

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