Germán Pacheco en sus viejos tiempos de Independiente.
Por Favio Verona
Como cada uno de los refuerzos que llegaron en la gestión de
Comparada, Germán Pacheco fue anunciado con bombos y platillos. Desembarcó en
Independiente a mediados de 2010, cuando al equipo lo dirigía Garnero, quien
apenas duró 10 partidos hasta que lo reemplazó Mohamed. Al punta, que por ese
entonces tenía 19 años, los dirigentes le pusieron un rótulo que se desmoronó
en un puñado de encuentros: lo catalogaron como una promesa. Le colgaron el
cartel de crack casi sin haberlo visto jugar. Sus antecedentes invitaban a
ilusionarse. El pibe se había forjado durante tres años en las categorías
menores del Atlético Madrid y había debutado en la segunda de España, en Rayo
Vallecano.
Pero arribó al Rojo cargando sobre su espalda la pesada mochila de
las expectativas desmedidas. Y duró un suspiro. Sumó 710’ en los 11 partidos
que jugó en el Apertura 2010 y sólo le marcó a San Lorenzo. Integró el plantel
que se consagró en la Sudamericana y estuvo en el banco en la final ante Goias,
pero no sumó ni un minuto en ese certamen. Gimnasia, Karpaty de Ucrania, Unión
Comercio y Juan Aurich de Perú, Córdoba de España, Pahang de Malasia y
Ratchaburi de Tailandia siguieron en el periplo de un delantero que emigró de
Avellaneda con más pena que gloria. Y que hoy estará enfrente, defendiendo los
colores de Alianza Lima.
Fuente Olé
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