Por Nelson Laffitte
Dentro de un equipo que buscó, pero no encontró los caminos,
Ezequiel Barco se destacó por sobre el resto y recibió el cariño del público
ante cada pelota que tocó. Con 17 años se puso el equipo al hombre con
naturalidad y demostró que está para ser titular.
La discusión sobre quemarlo o no debería quedar a un lado
cuando es el propio jugador el que no titubea a la hora de pedir absolutamente
todas las pelotas en un contexto desfavorable. En el segundo tiempo ante San
Lorenzo, Barco sobresalió por no contenerse a la hora de entrar en contacto con
el balón. Buscó, gambeteó, intentó hacer jugar al resto y remató al arco con
soltura.
Es verdad que no hay que cargarlo de presiones por su corta
edad, pero los grandes futbolistas se lo buscan solos; no necesitan que se
defina cuándo apretar el acelerador y cuándo no. Frente al Ciclón, Barco
manifestó adentro del campo de juego que soporta el resultado adverso y que
tiene herramientas para no salir del once titular.
Realizó dos disparos al arco, muy bien contenidos por
Nicolás Navarro, se hizo cargo de los tiros de esquina cuando Emiliano Rigoni
dejó el campo de juego y entregó el 93% de los pases correctamente. Buen
partido del juvenil también en la estadística y así fue reconocido por el
público del Rojo.
Fuente Infierno Rojo
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