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martes, 4 de noviembre de 2014

Mancuello, jugador de equipo y de club.




Ilustró rrrojo


Por Claudio Mauri.

Está tan inspirado y con tanto ascendiente sobre el plantel, que Federico Mancuello deja alguna perla hasta cuando no juega. En medio del fastidio generalizado del domingo por la suspensión en la cancha de Arsenal, el volante de Independiente, rápido de reflejos, sacó una foto desde el vestuario del campo inundado y escribió en su cuenta de Twitter que el partido se suspendía porque el agua tapaba a Matías Pisano, uno de los compañeros de menor estatura. Al mal tiempo, buena cara.

Mancuello está en el podio de los mejores del torneo. Es el futbolista que en la temporada 2011/12 se fue a préstamo a Belgrano. Era un volante liviano y ligero, pero daba sensación de fragilidad y se dudaba de su buen criterio para terminar las jugadas. Pegado a la banda izquierda del ataque, el oído le zumbaba de los rezongos que le pegaba el Tolo Gallego.

Por entonces, pocos en Independiente se desvelaban por si Mancuello volvía o no. Ayer, toda la familia roja se sintió aliviada y contenta cuando supo que renovaba el contrato hasta diciembre de 2016. Los hinchas no sólo deben sentirse satisfechos porque seguirán teniendo a alguien que se destapó con goles (9, a uno de Teo Gutiérrez, el máximo anotador) y conducción desde zonas más centradas, ya no tan abierto, ubicación que supo encontrarle Jorge Almirón.

Los simpatizantes también tienen que celebrar que Mancuello es protagonista de una historia cada vez más inusual en estos tiempos de prioridades económicas, de juntarse con la mayor cantidad de dinero lo antes posible: antepuso su sentimiento por Independiente antes que asegurarse su futuro. Como su contrato vencía en junio del año próximo, Mancuello estaba en condiciones a partir del 1° de enero de negociar ofertas para emigrar a mediados de 2015. El negocio hubiese sido fabuloso para él y ruinoso para Independiente, que no habría visto un peso, ya que se hubiese ido con el pase en su poder, como lo estipula la reglamentación. Obviamente, con su actualidad futbolística, no le faltaron propuestas que mueven el piso. Su representante, Jorge Cyterzspiller, tenía interesados de varias partes del mundo con moneda fuerte. Mancuello le ordenó rechazarlas todas porque la prioridad era de Independiente.

Inter de Porto Alegre, para que sea compañero de D'Alessandro, estaba dispuesto a pagarle 4 millones de dólares (cifra que incluía el valor de su pase y el contrato) por un vínculo de tres años. Podría haber especulado para su exclusivo beneficio,

No viene a cuento revelar las cifras, pero en Independiente se quedará por un monto muy inferior. "El corazón manda. Mi familia es toda de Independiente. Estamos contentos de haber renovado", dijo ayer tras estampar la firma. Mancuello transmitió fidelidad y compromiso con el Rojo, sin caer en la demagogia de que se quedaría a vivir en el club de sus amores. No necesita ser Bochini para entrar en la categoría de ídolo. Reconoció que en el futuro le gustaría jugar en alguna liga europea, preferentemente en Inglaterra. Tiene 25 años. Con Independiente sufrió el descenso y cumplió con la obligación de devolverlo a primera. Ahora que le toca ser figura, eligió quedarse un tiempo más. Y si en el corto plazo emigra por alguna oferta irresistible, Independiente embolsará una cifra millonaria. Así es este Mancuello, jugador de equipo y de club.


Fuente La Nación

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