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domingo, 30 de noviembre de 2014

Poco importan los resultados cuando no se respeta a los ídolos: Milito es Independiente.





Por Rodrigo Tamagni

La silenciosa y obligada ida de Milito del "Rojo" no sólo genera el dolor por el "hasta luego" (está claro que regresará), sino también porque se echa por la borda el intento de un proyecto serio en el futuro del club: las Inferiores. Con lágrimas en los ojos, sacan a uno de los pocos hinchas con la camiseta bien puesta. Seriedad y lógica entre hechos y palabras. Poco importa el triunfo contra Newell's... ¡Hasta pronto, Mariscal!

Cualquier empresa que busca un empleado para un puesto de vital importancia dentro de la pirámide se guía, principalmente, por su currículum y referencias. Utilizando esa lógica empresarial, ambas cosas de Gabriel Milito son intachables: una carrera ejemplar y opiniones de los que más lo conocen sobre su modo de afrontar las obligaciones más que satisfactorias. Por ideales y filosofía, Milito es Independiente. Lo siente. Lo entiende. Lo vive. Nos hace vivirlo. Nadie está por encima de Independiente, ni siquiera él. Y lo sabe. Optó por el silencio y la mesura para partir, entre maniobras poco claras e incesantes muestras de desprecio.

Esta ida, entre penumbras obligadas por los propios dirigentes que prohibieron que la gente, aunque sea, despida al ídolo en su último partido como DT de Reserva, abre el interrogante sobre acciones del pasado. ¿Para qué lo habían elegido como reemplazante de Omar De Felippe si no iba a tener la banca suficiente? ¿Esperaban que el "Mariscal" ceda en sus pensamientos? Hoy, a la distancia, parece que sólo se buscaba exponerlo. Lo heredaron, no lo eligieron, está claro. Representa al peligro. Un arma de doble filo porque cuenta con la espalda y la credibilidad del hincha.

Su fútbol fue acorde a la genética del "Rojo". Su carrera, nos hace inflar el pecho. Sus medidas palabras, en cada entrevista, convencían sobre su proyecto. Con 'La Masía' (cuna de las inferiores del Barcelona) como reflejo y 'Pep' Guardiola como respaldo (lo tuvo en cuenta para que sea su ayudante en el Bayern Münich), el "Gaby" pretendía imponer su idea acá. Algunos alzaron la voz anunciando que "los resultados eran malos". Resultados, claro está, numéricos; el marcador de los partidos y nada más. Imposible hacer un análisis de resultados de 'producción' de jugadores de inferiores en poco más de un año.

La discusión que se abre, ante esto, es otra. ¿Pretendemos que nuestro piberío tenga como objetivo principal el ganar todos los partidos o que el aprendizaje sea la base fundamental? Porque, claro está, que ganar queremos todos, lo que nos diferencia es la búsqueda de ese triunfo.

La apuesta por los resultados futbolísticos, cortoplacista desde ya, generó que estén en Primera División algunos muchachos con escasez de concepto. ¿Cómo puede ser que en 2014 haya futbolistas que utilicen su pierna inhábil como un amateur que juega un partido por semana con amigos? ¿Por qué vemos partido tras partido que hay errores de escuelita de fútbol? Carencias de formación, producto de que los proyectos en las canteras son sinónimos de marcadores a favor. Milito llegó convencido de que las bases debían erigirse sobre un sustento de trabajo con una idea matriz. Algunos dirigentes, no.

Desde este costado, anunciamos que el supuesto piso firme sobre el que pisaba Milito era un espejismo. La arena movediza estaba cediendo y apoderándose de sus tobillos. Hoy lo tapó esa arena. Pero con el hincha como aliado, este "hasta luego" (claro está que las puertas están abiertas de par en par para la vuelta de "Gaby"), se transformó en un boomerang para aquellos que debían tomar la decisión de darle un espaldarazo al "Mariscal". Poco importa el triunfo ante Newell's cuando no se respeta a los ídolos, porque no ser cortés con ellos, es herir al hincha. ¡Hasta la vuelta, ídolo!


Fuente Infobae

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