Por Beto
Tisinovich
Parece que el parate por el partido postergado por la lluvia
contra Arsenal perjudicó al Rojo.
Más allá del sistema empleado y los nombres
elegidos, el equipo no tuvo volumen en la gestación y lo pagó caro. Si bien
creó algunas situaciones para ponerse en ventaja, careció de ese toque final
para vulnerar a un seguro Monetti.
Se sabe que cuando el rival viene bajoneado
y pasan los minutos se agranda. El árbitro les cobra a favor el mínimo roce y
te terminan arruinando la noche.
Después del gran partido con Tigre, donde se
vio la mejor producción del torneo con Pizzini en el 11, esta vez no se abrió
la cancha y se repitió en pelotazos para el lucimiento de los centrales del
Lobo. En el lapso que se manejó la bocha con criterio, aunque sin mucha
profundidad, el que entendió el juego fue Zárate apareciendo siempre libre por
el costado y hasta llegando con chances de gol.
Por eso, no se entiende su
salida, luego del golazo de Licht, para jugar con cuatro atrás.
No discuto la
entrada de Pisano, quien si bien tuvo dos buenos remates, por el medio no hace
diferencia. Había que buscar que se junte con Mancuello y el Rolfi para generar
fútbol. Como eso no se logró, todo terminó en una confusión generalizada y el
desequilibrio del conjunto quedó expuesto cada vez que los de Troglio se
animaron a atacar.
La derrota debe servir para que el DT entienda y se dé
cuenta de que los rivales ya nos van conociendo.
Debe tener variantes cuando el
capitán no tiene un buen día, Montenegro desaparece y los delanteros no pesan.
A recuperarse rápido.
Fuente Olé
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