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martes, 29 de enero de 2013

Peligro, técnico inflamable




El fastidio de Gallego, una situación peligrosa para la actualidad de Independiente.

Por Alberto Cantore
          
 
Gallego e Independiente, complicados - Archivo


El fastidio y los arrebatos, señas particulares que acompañaron durante su trayectoria al Tolo Gallego.

El singular estilo de conducción y el escaso filtro al momento de declarar, características que repitió el entrenador en cada equipo que dirigió.

Pero el paso del tiempo y las dificultades por las que transita Independiente redujeron su tolerancia, desdibujaron la sonrisa pícara que siempre lo acompañó.

La ausencia de resultados durante la pretemporada, donde no convirtió y recibió cinco goles, y la dilación en la llegada del segundo refuerzo, casualmente un delantero, impacientan al director técnico, que estalló al observar cómo aquellos futbolistas que parecían amarrados ahora visten otras camisetas y dejaron plantados a todos en Avellaneda. 

La molestia llevó a Gallego a manifestar que analizaría dar un paso al costado, aunque luego, un poco más sereno, se desdijo.

Si Independiente se mira al espejo y no se reconoce, lo mismo le sucede al Tolo, que perdió frescura y se desgastó entre las tantas batallas que se libran en el club.

Las diferencias se enseñan adentro y también afuera, cuestiones que muy poco ayudan al fortalecimiento tan necesario para superar una crisis.

Porque las derrotas en los encuentros veraniegos golpean, duelen y debilitan el espíritu, justo cuando el plantel debe recargar las baterías para desandar un semestre de espinas, con la tabla de los promedios como eje de la campaña.

No es todo: las flaquezas económicas y el acecho de la barra brava castigan y repercuten también en los planes de Gallego.

"El segundo refuerzo ya tendría que estar acá, jugando de suplente o de titular. Hace un mes venimos con esto, hace un mes llegó el grupo inversor. Siempre hay un pero: cuando lo querés comprar no lo dan", espetó, en tono de reclamo, después de sentirse desesperanzado cuando las imágenes de televisión le mostraron a cada uno de los atacantes que incluyó en su lista en otros equipos: Carlos Bueno, en Universidad de Católica, de Chile; Hernán Barcos eligió Palmeiras para disputar el ascenso en Brasil; Martín Cauteruccio, retenido por Quilmes; Dorlan Pabon en Monterrey, después de que el presidente Javier Cantero anunciara que el colombiano había acordado su incorporación.

Hoy, fastidioso por todos estos contratiempos, el Tolo no tiene margen y debería contentarse con Carlos Núñez, de Liverpool, de Uruguay.

Tanto combustible derramado en el camino convierte al Tolo Gallego en un técnico inflamable.

Una situación peligrosa para la actualidad de Independiente.




Fuente Cancha Llena

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