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jueves, 3 de agosto de 2017

Taglia for ever

Se viajó a Chile con la obligación de clasificar a octavos, y se cumplió. Ahora, sin Rigoni, no se puede perder a Tagliafico. Su transferencia puede esperar.


El Rojo está en octavos.

Por Andres Morando

Otro planteo valiente. Una nueva versión de una idea que no para de crecer. Viajamos a Chile con la obligación de clasificarnos ante un rival que había mostrado debilidades en Avellaneda. Y si bien jamás perdí la fe en nuestro equipo, que aquella noche había alcanzado un fútbol virtuoso durante casi todo el partido, lo cierto es que, al obsequiarles dos goles, los revivimos para la revancha. Pero ayer en Calama, el CAI -tras recibir un gol tempranero- mostró carácter: surgieron Meza, Barquito y el Torito y lo dio vuelta con absoluta justicia. Es más: en un segundo tiempo en el que el 2-1 quedó corto (ojo a la falta de eficacia), otra vez Albertengo -con un puñado de minutos en cancha- ratificó que la puede pelear en el Rojo.

Con la firmeza del debutante Amorebieta y el pase en el bolsillo, no puedo omitir la partida de Rigoni. La decisión del cordobés nos deja la sensación de etapa incompleta, de alguien que pudo haber dado más pero elige dar las hurras. Y si bien era una pieza clave, el DT ya bajó una línea clara a fines de 2016: el compromiso con la camiseta roja debe ser total. Caso contrario, adiós. Muy distinto debe ser tratado por la CD el caso Tagliafico. Nico nunca expresó su deseo de irse, y sabe que es muy querido por nosotros. Además de jerarquía, con su salida se perdería algo vital: una buena dosis de las reservas morales en las que descansa el Rojo. Ojo CD: trabajen a destajo junto al capitán y no coloquen una bomba de tiempo en los cimientos del equipo que mejor juego exhibió desde 2009. Su transferencia puede esperar.



Fuente Olé

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