El presidente de Independiente, con su lema "el club es
de los socios", busca el saneamiento económico y marginar a la barra
brava.
Por Claudio Mauri
Javier Cantero dice que Independiente tendrá que recuperar
terreno perdido - Télam
Por la mañana estuvo reunido con el secretario del
Coprosede, Rubén Pérez, para ponerse al tanto de las cuestiones de seguridad
que atañen a Independiente. Por la tarde retomó la dificultosa misión de buscar
financiamiento para satisfacer el pedido de Ramón Díaz de "dos delanteros
de área importantes". Son febriles las primeras semanas de Javier Cantero
en la presidencia de Independiente, al que se dedica desde que se levanta hasta
que se acuesta. Lo sobresaltan las urgencias de un club técnicamente en situación
de quiebra y también queda anonadado cuando se da cuenta de que no puede
conectarse con su notebook a Internet porque cortaron la señal de Wi-Fi por
falta de pago o que la máquina cortadora de césped del estadio Libertadores de
América fue alquilada.
"Independiente bajó muchos escalones. Lo encontramos
tan mal como lo esperábamos", expresó ayer Cantero, de 54 años, casado,
con tres hijos. Este consultor económico y financiero alcanzó el objetivo de
ser presidente que se propuso desde 2008, cuando fue reelegido Julio Comparada,
cuya gestión ya le merecía algunas objeciones.
Desde bien abajo, en un trabajo de hormiga, juntando firmas
y entrando en contacto directo con socios e hinchas, Cantero construyó su
perfil de renovador, de outsider de los aparatos políticos tradicionales de
Independiente. En las elecciones que ganó con el 60 por ciento de los votos era
identificado como el candidato que "viene de afuera", porque ni él ni
ninguno de los dirigentes que lo acompañaron en la lista participaron nunca en
conducciones anteriores del club ni operaron en algunas de las agrupaciones
conocidas.
La impronta auténticamente renovadora que encabezó Cantero
se resumía en el sugerente y simbólico nombre que le dio a su agrupación:
Independiente Místico. Su campaña, cimentada en la transparencia, sinceridad y
honestidad, caló hondo entre los socios, que ya estaban cansados de seis años
de un oficialismo cuya administración, sin entrar en consideraciones de dolo o
corrupción, había sido, como mínimo, muy desacertada.
La verificación de responsabilidades por un pasivo que
orilla los 250 millones de pesos estará a cargo de una auditoría, cuyos
resultados Cantero se comprometió a publicar dentro de tres o cuatro meses en
la página oficial del club para que los socios tengan acceso mediante la
utilización de una clave. También figurará a quién pertenecen los derechos
económicos de los jugadores y la duración de sus contratos, temas urticantes
por la proliferación de supuestos mecenas que hacen sus negocios a costa de la
insolvencia de los clubes. Con esta política de comunicación, Cantero cumple
con su lema de campaña: "El club es de los socios".
Cantero defiende algunos valores que no solamente lo
distancian de la última dirigencia de Independiente, sino también de la
corporación general del fútbol argentino. A su obsesión por lograr el
saneamiento económico de la entidad le suma su independencia de la barra brava.
No necesitó de ella como grupo de choque para imponerse en las elecciones y se
quedó perplejo cuando Bebote Álvarez le presentó la renuncia como jefe de la
barra. Primero lo despachó con un "acá no hay plata" y después le
respondió con lógica cartesiana: "No puedo aceptar ni rechazar una
renuncia a un cargo que no existe en los estatutos del club". La tolerancia
cero de Cantero con los barras va en el mismo sentido que aplicó su colega
Enrique Lombardi en Estudiantes.
Con muchos de los ingresos económicos (publicidad, camiseta,
palcos, derechos de TV) cobrados por adelantado y ya gastados por la gestión anterior,
Cantero hizo poco menos que una colecta para poner al día a los empleados antes
de fin año. También cobró los sueldos el plantel, al que se le adeudan las
primas. Varios acreedores (Menotti, Gallego y Mohamed) olieron dinero y fueron
a golpear la puerta.
Se abrirá la inscripción de socios, se intentará cambiar el
estatuto para aumentar la cantidad de asambleas anuales y se buscará un
financiamiento hasta conseguir cierta autonomía para no vivir en una constante
zozobra económica. Cantero y quienes lo acompañan representan una nueva
dirigencia que ve en su propia virtud y ética un remedio para los viejos
vicios.
Otra vez, Bochini y Bertoni
La ex calle Cordero fue rebautizada hace unos años Ricardo
Bochini por iniciativa de Javier Cantero, que ahora pretende darle al Bocha un
cargo honorario, al estilo de Di Stéfano en Real Madrid. También Daniel Bertoni
sería designado embajador para representar a Independiente ante los clubes
europeos.
refuerzos
El que venga deberá ser mejor que los que están
"No vamos a traer refuerzos que sean iguales o sólo un
10 por ciento mejor que los jugadores que ya tenemos. Si viene alguien tendrá
que ser un 40 o 50 por ciento mejor para que el esfuerzo económico valga la
pena", expresó el presidente Javier Cantero, que ya conoce el pedido de
Ramón Díaz: dos delanteros de área, referentes, de ciertas garantías.
La prioridad es Rubén Ramírez, por quien Cantero se reunirá
con el presidente de Godoy Cruz. La negociación no es sencilla porque el club
mendocino no quiere transferirlo e Independiente necesita un apoyo económico
externo, con la condición de que una futura venta le deje un beneficio. Cantero
también ofrecerá jugadores para abaratar el costo. Una alternativa es el
colombiano Dayro Moreno, que no convence al DT. La intención es una progresiva
reducción del plantel para llegar a junio con 23 o 24 futbolistas.
Fuente CanchaLlena
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