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domingo, 26 de noviembre de 2017

Gonzalo Rehak se lesionó, lloró y atajó una pelota clave antes de salir


Cambio. Entra Damián Albil y sale Gonzalo Rehak, tercer y segundo arqueros del Rojo.

Por Nahuel Lanzillotta

Fue una de las imágenes del clásico: el pibe llorando antes y después de evitar un gol de Racing.


Gonzalo Rehak llora. Llora mucho. Llora como si el alma le doliera. Está sentado, en pleno desconsuelo, en el banco visitante del Cilindro de Avellaneda. Al clásico le quedan apenas nueve minutos. El arquero en el que confió Ariel Holan para reemplazar a Martín Campaña (reservado para el duelo de vuelta de las semifinales de la Copa Sudamericana ante Libertad) acaba de salir, tras una actuación que no fue un debut pero que mucho se pareció a un bautismo. A esos hitos que se quedan tatuados en la piel o anclados en la memoria.

Rehak, quien debutó en tiempos de Gabriel Milito en una ocasión similar (en un equipo alternativo o mixto), se lesionó a los 29 minutos del segundo tiempo. Fue a sacar desde el arco. Pateó. El gesto fue inequívoco. Una lesión muscular. “Me tiró el recto”, contó después. Ahí, en el muslo derecho comenzó la historia. Rehak, arquero joven, audaz, no quería salir., incluso lesionado. En el banco, Holan y sus colaboradores se miraban y analizaban qué hacer. Alejandro Kohan, el preparador físico, y Gustavo Ríos, el médico, ofrecían sus palabras ante la circunstancia.

Decidieron entre ellos que Damián Albil -quien el 9 de diciembre cumplirá 38 años- hiciera los ejercicios de calentamiento previo. Para entrar, claro.

Pero el pibe quería seguir. Mientras lloraba, a los 33 minutos del segundo tiempo, Rehak evitó que un remate de Andrés Ibargüen se transformara en el empate de Racing. “Bien, nene”, le gritaban los compañeros. Fernando Amorebieta le reclamaba que no se complicara la vida atajando lesionado. El quería seguir. Pero ya no daba más.
Tres minutos después de esa atajada que se transformó en escena central del duelo de Avellaneda, Rehak salió. Entró Albil. El suplente del suplente, alguna vez arquero de Estudiantes en el Mundial de Clubes de la FIFA (en aquella derrota en la final ante Barcelona), mantuvo el arco en cero. En certeza de victoria para Independiente. Rehak lo aplaudió emocionado desde el banco.

“Fue un día que no voy a olvidar. Soy de acá, del club. Me hice acá, soy hincha. Era un partido muy importante y por eso quería estar hasta el final. Se dio así. Y estuvo bien. Lo más lindo fue que lo ganamos. Y que no me voy a olvidar nunca de este clásico”, dijo Rehak, ya con la victoria.

Lucía emocionado. Otra vez.



Fuente Clarín

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