El ex presidente de Independiente, en cuya gestión el club
descendió por primera vez en la historia, busca la ecuanimidad económica en el
fútbol argentino; además, su análisis sobre los conflictos de la dirigencia
moderna
Por Gustavo Ronzano
Javier Cantero recordó su paso por Independiente. Foto: Archivo
Hay una voz que luchó contra los molinos de viento y perdió.
Hoy, en medio de este mar revuelto que es el fútbol argentino, el expresidente
de Independiente, Javier Cantero, afirma: "A la AFA le vendría bien una
intervención corta. Se podría aprovechar ese lapso para confeccionar un nuevo
Estatuto, con la transparencia necesaria sobre el reparto del dinero, la
elección de los árbitros, la seguridad en los estadios, el tribunal de
disciplina, etcétera. Y la posibilidad de que esa intervención esté a cargo de
Graciela Ocaña me parece correctísima. Es muy capaz y honesta. Aunque en el
ambiente del fútbol a los dos días la estarían acusando de ser hincha de San
Lorenzo. Y ni hablar del machismo. Instituciones como Salvemos al Fútbol,
Familiares de Víctimas por la Violencia en el Fútbol y el Foro Social del
Deporte, entre otros, tendrían una interesantísima experiencia para
aportar".
-¿En qué anda hoy, Javier?
-Trabajando mucho y disfrutando de mis cinco nietos que son
un cable a tierra para mí. Yo soy consultor, vicepresidente de HYTSA,
trabajamos mucho con el Estado y con empresas privadas desde hace muchos años,
aquí y en otros países, casi siempre con fondos del BID, del Banco Mundial o de
la Corporación Andina de Fomento, o a veces con fondos locales, y siempre en
proyectos que tienen que ver con el medio ambiente; residuos sólidos, agua
potable, alcantarillado, pluviales, puertos y vías navegables, ferrocarriles,
transportes en general, vialidad, es decir que tenemos para entretenernos. Hay
mucho trabajo en este sentido. Y bueno, tengo 58 años, ya me falta poco para la
jubilación. No es algo que esté deseando, pero ya me estoy mentalizando para
eso.
-¿Y qué significa Independiente para usted, a esta altura de
su vida?
-Y, es el club del que siempre fui hincha, ¿no? Soy socio y
lo sigo viendo por televisión. No voy a la cancha porque no quiero ser
provocativo, generar malhumor, algún roce, y no quiero complicar a la actual
Comisión Directiva. Lo veo por televisión, leo los diarios, y así sigo al
equipo.
-¿Hoy es menos hincha de Independiente que antes?
-No, igual, igual, igual. Esto es algo que viene de
nacimiento, que uno heredó de su papá. Ahora obviamente conozco un poco más,
entonces como dice el tango Uno, no puedo "querer sin presentir". Y
bueno, como uno estuvo del otro lado del mostrador, estuvo en los vestuarios,
en las concentraciones o en las negociaciones con los jugadores, algunas cosas
me las imagino. Antes no. Ahora tengo otra visión sobre todo eso.
-A dos años de haberse ido del club y con la mirada que
aporta la distancia, ¿qué fue todo aquello? ¿Una película de terror? ¿Un pecado
de ingenuidad?
-El tema de la violencia fue un desafío muy grande que asumí
y no me arrepiento de nada. Creo que hice lo que tenía que hacer, los
resultados obviamente fueron malos, pero para mí hubiese sido mucho peor si
todo el mundo del fútbol que hace de comparsa de estas cosas diría que me fue
bien. ¿Qué quiero decir con esto? Si decían que me fue bien con la barra quería
decir que los violentos no me hicieron ningún problema, que yo les pagaba, es
decir que hubiese incumplido mis promesas electorales.
-"Fracasé porque lo intenté", dijo alguna vez.
-Sí, exactamente. Y es difícil, no sólo intentarlo sabiendo
los problemas que va a tener uno, sino cuando los está teniendo los problemas,
no doblarse. Porque bueno, muchos decían, "no vas a poder",
"arreglemos", "arreglá". Incluso periodistas que respeto mucho
me dijeron, "¿pero no le parece que no tendría que haberse metido con la
barra de entrada?" Cuando parecía que el tema de la violencia estaba
tranquilo en muchos clubes, no era así. En realidad era que estaba apagado.
Desgraciadamente heredamos una muy mala situación. Yo asumí todas las
responsabilidades; pero todas, eh. Pero es verdad que yo tenía tres campeonatos
anteriores muy malos, en los que se habían sumado pocos puntos, y el gran
fracaso en lo deportivo fue que no pudimos solucionar ese inconveniente tan
grave para una institución tan grande.
Mira a los ojos, mueve los brazos, pone énfasis hasta en los
silencios durante la hora y cuarto de charla en el café del hotel Panamericano,
a metros de su oficina.
La imagen que Cantero usa en su Whatsapp fue publicada en
canchallena.com. Foto: Sebastián
Domenech
-Como imagen del WhatsApp tiene una caricatura suya
representando al Quijote, con el escudo de Independiente. ¿Es la síntesis de su
lucha contra los barras?
-Y, me guste o no, es lo que me identifica. Fue algo
quijotesco aquello. Y este años que se conmemora el cuarto centenario de la
muerte de Cervantes, prefiero que me digan eso a que me digan otras cosas, o
que me asocien con algún ladrón famoso por ejemplo.
-Usted contó que una vez el dirigente de Boca Juan Carlos
Crespi le dijo "yo te puedo enseñar cómo se maneja la barra, esto es para
hombres". ¿Sigue en contacto con el mundo del fútbol?
-Sí. Yo tengo una buena relación con el ex presidente de
Estudiantes, Enrique Lombardi, una persona a la que respeto mucho. Una persona
de bien. Me he cruzado con José Lemme, somos vecinos. Con Crespi no volví a
hablar, ese cruce que tuve con él fue el más fuerte de todos, sí hablé con
Lerche. No tengo problema en hablar con ellos. El problema es. Hay una gran
discusión sobre quiénes son los responsables en solucionar el tema de la
violencia. Entonces, hay tres posturas en general. Una dice que es el Estado,
otra que son los dirigentes y otra, en la cual yo me incluyo, que sostiene que
es un poco de todo, ¿no? El derecho de admisión, ya sea en un boliche o en un
estadio de fútbol, lo pone el dueño de casa. Es responsabilidad nuestra. Ahora,
claro, tenemos que tener protección. Y a veces eso nos hace sentir débiles. A
veces nos tocan donde más nos duele, a un hijo, a la esposa. Ahí el Estado
tiene un rol fundamental. Por eso el libro que escribí se llama "Contra el
sistema". Porque hay un sistema armado de protección de esos violentos. Si
es adrede, no lo sé. Pero está armado de esa manera. Y es muy difícil desatarse
de eso. Yo me encontré con gente de la política, de distintos partidos, que me
ayudó mucho. Tuve avances y retrocesos. Un retroceso fue, me acuerdo, cuando
fuimos a la Casa Rosada y se habló de los muchachos de los paravalanchas. Yo
creo que en aquel momento la entonces presidenta no era una mujer de fútbol y
entonces alguien le pasó un texto que no era el acorde para esa situación.
-Fue dos años y medio presidente de Independiente y dejó el
club en abrir de 2014. ¿Dos años después cómo ve al fútbol argentino en
general?
-Y, el fallecimiento de Grondona hizo que ese sistema del
que hablaba recién, empezara a cambiar. Al menos, que podamos empezar a
recorrer un camino. Yo soy de los que piensan que los clubes tienen que ser de
los socios, no me gusta que sean sociedades anónimas. Y el otro tema es la
distribución del dinero en el fútbol, ¿no? Es muy polémico lo que voy a decir,
pero lo pienso desde siempre: yo digo que del reparto de la televisación
deberían recibir todos el mismo dinero. ¡Todos!
-¿Justo en este momento, con la Liga Profesional en medio
del debate?
- Si esa Súper Liga nos trae un sistema de mayores ingresos,
mejores controles, mayor transparencia, profesionalismo en toda su estructura,
me parece bárbaro. Pero me dolería mucho que la Liga sólo sirviera para
agrandar la brecha entre los grandes y los chicos. Porque en el fútbol de
España, por ejemplo, todo el mundo ve al Barcelona, al Real Madrid, al Atlético
de Madrid y al Valencia, que son los que más dinero embolsan. Algo de deporte
hay que dejar. Porque si no, esos pocos van a tener siempre los mejores
jugadores, van a salir campeones, ¿y cuál es el rol que cumple el Getafe? El de
acompañar para que Messi les gambetee a todos, les haga un golazo y quede en la
historia. Eso no va. Ya los clubes grandes tienen la venta de camisetas, el
merchandising, la cantidad de socios, la recaudación por venta de entradas, es
decir un poderío económico. Ya ahí tienen una ventaja. Si además el Estado va a
repartir el dinero en forma diferenciada, y bueno, es una pelea entre pesos
pesado y pesos mosca. Obviamente va a ganar el más grande. ¿Y cuál es el mérito
de ganarle por nocaut a un peso mosca? Ninguno. Es mi modo de pensar, yo sé que
es polémico pero es como yo lo veo.
-Pero Javier, sinceramente, ¿imagina a los dirigentes de los
clubes grandes aceptando la misma porción de la torta que todos los clubes de
Primera?
-No sé, yo le doy mi opinión. Y me gusta discutir conceptos
más que personas. Si no, me parece desmadrado, injusto. Algo hay que hacer en
ese sentido porque si no un día de estos les van a hacer los arcos más grandes
a los equipos chicos. Bah, de alguna manera se los están haciendo más grandes
ya.. Sí estoy de acuerdo en que los clubes tengan un premio por mérito
deportivo.
- ¿A la hora de la autocrítica por dónde empieza?
- Yo dije: "¿Y si tratamos de hacer todo lo contrario
que hizo River?" Con mucho respeto por River, pero lo dije como un
ejercicio. Y si Passarella se había peleado con Grondona y River había
descendido, decidimos que no había que pelearse con Grondona. Y de hecho no me
peleé. River había puesto muchos chicos, a los que por ahí les quemaban las
piernas en los momentos clave. Nosotros trajimos jugadores grandes, ganadores,
y fueron todos fracasos nuestros esos. Yo sé lo que sufrieron ellos y con
varios hoy me sigo hablando. Pero bueno, fracasamos. Se dice que los clubes
grandes son como los camiones pesados, que cuando están en el barro y más
aceleran, más se hunden. Quizás nos pasó eso.
-¿Se le ocurre volver a hacer política en el fútbol?
-Para nada. Se decía cuando estaba en el club, al principio,
que yo quería ser diputado, senador, intendente. Nada que ver. Cumplí un rol y
punto. No es que no me interesa la política. Me interesa, leo mucho, tengo
ideología, pero no participar. Creo que me desgasté mucho con lo que pasó en el
club, puse la cara, cuando vinieron los sillazos y los escupitajos me quedé.
-¿Cuál fue el peor momento, cuando fueron una noche 200
barras y le rodearon la casa?
-No, el descenso. Ese fue el peor momento de todos. Porque
es algo histórico. Si a mí me hubiesen mandado al hospital, la hubiese pasado
muy mal pero no hubiera quedado en la historia eso. El descenso pasó a la
historia y la foto mía de ese momento no me la quita nadie. Aparte fue el
comienzo de todo el mal. Porque tenía un acuerdo, había estado todo un año
pagándole a la AFA y le dije a Grondona, "bueno, ahora, de lo que me tenés
que dar descontate algo y dame la diferencia". Pero cuando descendimos no
me dio absolutamente nada y no nos podíamos sostener. Por eso creo que el
descenso fue la madre que parió a todos los males.
Javier Cantero recordó su paso por Independiente. Foto: Archivo
-¿Pero fue el comienzo del mal o más bien fue la
consecuencia de aquella cruzada contra la barra?
-Eso es lo que piensa mucha gente, pero a mí no me consta. Y
yo cuando le digo cosas, son cosas que me constan. ¿Allanaron mi casa? Sí.
¿Vino la barra? Sí. ¿Me escupieron, me tiraron las sillas encima? Sí. Es decir,
hay cosas que se deciden en donde yo no estoy presente. Entonces no tengo idea.
¿Para qué me voy a enroscar en eso?
- ¿Cómo ve a Moyano y a esta conducción de Independiente?
- No conozco los detalles. Una cosa que no hice, que fue
vender la publicidad en la camiseta para que pudieran hacerlo ellos, lo
hicieron. Cobraron un dinero por adelantado y con eso están terminando la
cancha, sé que están avanzando con eso. Sé que los sueldos están al día. Como
yo había estado durante dos años, ¿no? Y sin recibir todo eso. Y bueno, me
alegro que los melones, como se dice, se vayan acomodando.
-Alguna vez dijo que no coincidía con el modelo sindical que
representa Moyano.
-Sí, yo creo que Alfonsín perdió una oportunidad histórica
desgraciadamente, por un voto en contra que tuvo, que fue de Sapag, y no
pudieron cambiar la ley de asociaciones profesionales para que los sindicatos
tuvieran otro tipo de manejo. Es decir, cuando uno ve que en un sindicato se
quedan muchos años, se relacionan mucho con los sistemas económicos. Era una
situación histórica porque iba a permitir también la participación de las
minorías en los sindicatos. Hubiese sido un soplo de aire fresco, pero bueno.
Yo lo quise hacer también en Independiente eso, pero no llegamos.
"No creo que haya un sector que sea el más sano. Ni los
jugadores ni los técnicos ni los hinchas. Los hinchas me gritaban que fuera a
arreglar con los árbitros"
-¿Qué sintió cuando vio el otro día que pasearon el féretro
de un barra por la cancha del club?
-No puedo agregar mucho más de lo que todos saben que
pienso. Mientras fui presidente no permitíamos el ingreso al estadio y a ningún
predio de los supuestos jefes. Y de los que me encerraron en mi oficina,
tampoco. Obviamente no lo hubiera permitido, pero quizás entraron por la
fuerza.
-¿Cuál fue la primera sensación que tuvo cuando vio el 38-38
en la elección de los 75 asambleístas para el nuevo presidente de AFA?
- Me agarré la cabeza, no lo podía creer.
-¿Llegaremos a ver un fútbol argentino sin violencia, sin
barrabravas?
-Mire, recién le hablaba del sistema. Y el problema va mucho
más allá. Supongamos que sacamos a los violentos del fútbol. ¿Adónde van? A
desarmaderos de autos, a la venta de droga, a secuestros, a lo que fuera. La
sociedad seguiría teniendo un problema de violencia muy grande. Es como el que
limpia la casa y tira la basura afuera. Por ahí tiene la casa limpia, pero
después tiene que salir a la calle, eh. Ahora, no me queda duda que si
nosotros, que no teníamos poder económico ni poder político, estuvimos
aplicando el derecho de admisión dos años y medio, eso se puede hacer. Pero, si
después los políticos usan a los barras como guardaespaldas o choferes o lo que
fuera, entonces no les echemos la culpa sólo a los barras. Parezco ahora, a la
inversa, defensor de los barrabravas. Pero el tema va mucho más allá de los
violentos en sí.
-Hay una vieja frase que dice que el jugador es lo más sano
que tiene el fútbol. ¿Coincide?
-Yo no la creo. No creo que haya un sector que sea el más
sano. Ni los jugadores ni los técnicos ni los hinchas. Los hinchas me gritaban
que fuera a arreglar con los árbitros. Sano, sano, en el ambiente, me cuesta
encontrar un sector.
Cantero y Oyarbide: "La relación con la Justicia fue lo
peor que me pasó"
En el paquete de sus luchas, Cantero también guarda un sabor
amargo respecto de la Justicia y en particular de Norberto Oyarbide, quien en
2013 lo citó a indagatoria por lavado y defraudación. "La relación con la
Justica -dice- fue lo peor que me pasó. Porque si los muchachos de la barra
brava cometieron delito, tienen que ir presos; si no, no. Pero la Justicia
tiene la obligación de representarnos a todos, justamente de impartir justicia.
Y desgraciadamente no lo ha hecho. Yo me encontré con algunos personajes. Tengo
dos extremos. Me encontré por un lado con Rubén Baca, por ejemplo, que era juez
correccional de Lomas de Zamora, ¡correccional! Ni siquiera penal. Y por las
bombas que le tiraron al arquero de Belgrano les dio a dos barras 30 días de
arresto, el máximo que les podía dar. Me pareció admirable. Y en poco tiempo lo
hizo. Y por el otro lado, uno se encuentra con jueces a los que les lleva todas
las pruebas y no mueven nunca una causa. O con Oyarbide, que se inmiscuía en
temas de fútbol de una manera muy discutible. Y bueno, cuando falla la Justicia
para mí empieza a resquebrajarse el sistema republicano. Oyarbide me allanó mi
casa. Estaba con mi mujer y mi hija. No me olvido más de eso..."
Fuente Cancha Llena
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