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lunes, 27 de junio de 2016

Su mejor final, el peor final



Dolió ver a Messi llorando: había jugado muy bien el partido, aflojó en el suplementario y cerró pateando el peor penal de su vida. Ojalá que su anuncio de retiro sea sólo una calentura.


El llanto de Leo.

Por Diego Macias

¿Cómo explicar la final de un Messi peleando contra todos en el partido, cansado pero preocupando en el suplementario y errando el penal? El llanto desconsolado de un crack entre los cracks que el destino con la camiseta celeste y blanca le niega el título. Como si estuviera emperrado en joderle la vida, las finales se suman y ni siquiera jugando por momentos en un nivel superlativo, a Leo le alcanzó para levantar la Copa. Y ojalá que este anuncio de retiro sea sólo una calentura.

Ese penal que lo perseguirá vaya a saber cuánto tiempo, no es la síntesis de su final aunque será la imagen que le dará siempre vueltas en su cabeza. Messi había jugado una gran final. Solo contra todos, sin socios a la vista, siempre debiendo encarar ante la inferioridad numérica se las había arreglado para generar peligro. Para provocar una expulsión al rival, para obligar a mil foules cerca del área, para dejar solo a Agüero, para autogenerarse una clara arrancando a correr en su propia área.

 El llanto de Leo.

Duele verlo así. Duele verlo llorar y dan ganas de abrazarlo. Duele el velorio de esta generación que se la pasa tuteando a la gloria tan seguido para terminar siempre enterrado en esta amargura. Duele ver que en la Selección juegue bárbaro el mejor jugador del mundo y no sea suficiente para hacer un gol.

La grieta sigue abierta. A los 29 años, a Leo le quedan menos tiros. Aquéllos que siempre criticaron a Messi, aferrados a esa realidad del resultado, lo seguirán haciendo. Esta nueva derrota le tira sal a esa herida que la ilógica futbolera agrandó inevitablemente con tres finales perdidas. Justo cuando había jugado su mejor final, pateó el peor penal de su vida.  Y aunque se valore estar en tres definiciones consecutivas, el llanto de Leo sintetiza un dolor que sólo pinta poder curarse en Rusia. Aunque su anuncio de retiro preocupe, ojalá escriba su mejor capítulo en el próximo Mundial.

La tanda de penales


Fuente Olé

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