Esta noche de Independiente tendrá el sabor especial de
volver a ser, con todas las de la ley, el famoso Rey de Copas
Por Antonio Serpa
Independiente está ante una de esas noches en las que puede
volver a hacer historia. Para un equipo que tiene siete Libertadores -máximo ganador
continental de la Copa más importante de América- esta Recopa no tiene un valor
intrínseco que iguale a las gestas más gloriosas. Sin embargo, podría tener el
sabor especial de volver a ser, con todas las de la ley, el famoso Rey de
Copas. A ver: desde lo nominal, ese apelativo está pegado a la historia de
Independiente, escrito con sangre roja. Pero la realidad es que el club vivió
un período oscuro después de la conquista de la Supercopa 95 mientras que Boca,
en contraposición con esa realidad, tuvo desde el 2000 en adelante su época
dorada. De estar a años luz de Independiente, lo dejó atrás, tres títulos
atrás, y empezó a coquetear con el apodo que era el orgullo de la mitad roja de
Avellaneda. A falta de copas para contrarrestar esa escalada, Independiente
debió recurrir a los registros de marcas para reapropiarse del basílicas más
famosas de Europa, y estacionó en una esquina. Y al rato, mientras recorría el
templo, la grúa le levantó la camioneta. Cuando el brasileño vio el papel que
le dejaron en la vereda, tuvo que subirse a un taxi para ir al deposito a
recuperarla...
La importancia de la Recopa que se define esta noche en
Porto Alegre tiene que ver con eso. Mucho más que la jerarquía que da el nombre
del rival, otro campeón; mucho más que el trofeo, a Independiente le va la vida
en volver a la cima -junto a Boca- entre los más ganadores de América.
Desde que llegó al club, Ariel Holan se preocupó por
reinstalar la mística en pequeños gestos. El saludo histórico, la cercanía con
los próceres rojos para que transmitieran su mensaje. Ya tuvo una primera
alegría con la Sudamericana, la resurrección después de la noche más oscura.
Hoy aspira a cerrar el círculo virtuoso. Ganar. Recuperar la gloria. Para que
esa gloria llame a más gloria.
Fuente Olé
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