Después de la caída por penales en la Recopa, Andrés Morando
da su punto de vista en este De Frente de Independiente.
Por Andres Morando
Nos quedamos ahí, justo en la orilla. El cuero no nos dio
para más. Pero aplaudamos a nuestros jugadores. Más en esta hora, la de la
derrota. Antes de esta serie, abrigaba dos incógnitas: 1) si el equipo estaría
a la altura de medirse en un mano a mano con el campeón de América. Primera
respuesta: sí, dio la talla y 2) si el señor Ariel Holan lograría disimular las
ausencias de Nico y Barquito. Segunda: casi. Desde lo defensivo, los pilares
Campaña, Alan Franco y Nico Domingo la descosieron en Porto Alegre y
disimularon la ausencia del ex capitán. En ataque, once contra once, el juego
mermó, y ayer casi no generó peligro en el arco rival (no fue así en la ida,
cuando en Avellaneda los avasallamos durante el PT). Y, tal vez, faltó la
desfachatez de Barco en el Maracaná. Pero ya en desventaja, la agresividad
habitual del CAI disminuyó aun más y sólo quedó espacio para intentar controlar
la bocha y las embestidas de Gremio. Es, precisamente en este ítem, donde el
Rojo sacó a relucir la pierna fuerte y templada. A dejar la piel en la cancha.
Entonces, y haciendo la salvedad de la anemia ofensiva en Brasil, ¿qué podemos
reprocharles a estos muchachos? Son los campeones de Sudamérica, los mismos que
por segunda vez en la historia nos consagraron en el Maracaná. Los mismos que
ayer dejaron la ropa y que se la bancaron casi ¡140! minutos (sobre 210
jugados) 10 contra 11 una serie verdaderamente infernal. Ya está, no se pudo.
Felicitaciones al Gremio. A partir de la semana próxima, comenzará una nueva
historia: el regreso a Nuestra Copa. Y una sensación reconfortante, a pesar de
esta bronca: el CAI tiene equipo para disputar una excelente Libertadores. Por
eso, alentemos a estos chicos.
¡Vamos!
Fuente Olé
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