Los extremos del Rojo no están en buen nivel y el equipo lo
sufre. Contra Corinthians, los delanteros Silvio Romero y Fernández terminaron
en esa posición. ¿Se impone un cambio de esquema?
Por Favio Verona
Los errores arbitrales fueron determinantes en el resultado
del partido entre Independiente y Corinthians (0-1). El árbitro uruguayo Daniel
Fredrorzuk no sancionó un penal y, a instancias del juez de línea, Carlos
Pastorino, le anuló mal un gol a Silvio Romero. Pero la derrota del Rojo no se
explica únicamente desde los fallos del juez, que sin lugar a dudas fueron
decisivos. El equipo fue rehén del esquema en el tramo final del partido.
Silvio Romero y Leandro Fernández terminaron jugando de
extremos. En su afán por mantener el 4-2-3-1 que tantos buenos resultados le ha
dado el año pasado, Ariel Holan ubicó a ambos futbolistas en una posición en la
que no se sienten del todo cómodos. Los dos son delanteros de características
muy distintas a las de Gigliotti: precisan salir del área para entrar. Sus
mejores versiones se han visto cuando se desempeñaron como satélites de un
nueve de área. Pero al ponerlos pegados a la raya, en una función que requiere
retroceso y desborde, se termina desnaturalizando el juego de ambos y se
desaprovechan sus cualidades.
Son los jugadores los que deben darle forma al sistema
táctico. El esquema no puede estar por encima de las características de los
intérpretes. Cuando a los futbolistas se les asignan funciones a las que no
están habituados, lo más probable es que se produzca una merma en sus
rendimientos.
Gonzalo Verón, Jonathan Menéndez y Braian Romero, quienes
fueron incorporados en el último mercado de pases, son extremos naturales.
Martín Benítez, Juan Manuel Martínez y Francisco Pizzini, quien se recuperó de
una rotura de ligamentos, también pueden desempeñarse en esa posición. Excepto
Benítez, quien tuvo un buen primer tiempo ante Corinthians jugando detrás del
punta, el resto se encuentran lejos de su mejor nivel. Y en ese contexto parece
imponerse la necesidad de cambiar el esquema.
Emiliano Rigoni y Ezequiel Barco fueron los extremos veloces
y desequilibrantes que se transformaron en un sello distintivo de Independiente
en los primeros meses del ciclo de Holan. El Rojo logró reponerse a la salida
del cordobés al Zenit, pero aún siente el golpe por la partida de Barco.
Por supuesto que cambiar el sistema táctico no garantiza
nada, pero peor es hacer experimentos con tal de mantenerlo. Salvo en casos de
emergencia, no tiene sentido poner jugadores en puestos en los que se corre el
riesgo de no aprovechar su potencial.
Fuente Olé
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