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miércoles, 25 de abril de 2018

Un futuro lleno de dudas en independiente


Ilustró rrrojo Fuente imagen web

Por Rodolfo Chisleanschi

A lo largo de su carrera en Independiente, y aunque todavía no cumplió 24 años, Martín Benítez ya tuvo la ocasión de conocer todos los vaivenes por los que puede pasar un futbolista de Primera División.

El 7 de los Rojos fue promesa de jugador diferente, diana preferida de la hinchada y figura rutilante. Conoció las sombras de verse implicado en un hecho policial y la frustración de un pase millonario que quedó en la nada. Falló un penal que significó la pérdida de un título y recibió el indulto de la gente que le tendió la mano para evitar que volviera a caer en un pozo.

Hoy, después de tanto jugar al subibaja, Martín Benítez es la electricidad del equipo de Holan, el chispazo indispensable para que el fútbol ortodoxo y casi científico planificado en el laboratorio adquiera la energía suficiente para inquietar a los rivales. Pero además, produce un efecto contagioso, entre los compañeros y en las tribunas. Cuando acelera con la pelota dominada y cuando corre para presionar y apretar cuando la pierde.

De que se conecten o no los cables de Benítez depende hoy por hoy el fútbol del Rojo. Porque Maxi Meza todavía está pagando la lesión sufrida a la vuelta de su excursión con la selección, Fabricio Bustos vive un momento de confusión que hace dudar sobre su verdadera aptitud para cubrir el lateral derecho en Rusia, y ni Gigliotti ni Silvio Romero suman argumentos suficientes para lastimar a los zagueros rivales. Entonces, queda apenas la capacidad de Sánchez Miño para desprenderse y pisar el área de enfrente como alternativa de llegada. Y por supuesto, resulta demasiado poco como para sostener aspiraciones elevadas.

Independiente vivió una jornada complicada incluso desde antes de pisar la cancha. Por un lado, las banderas colgadas con las letras mirando el cielo en diferentes sectores del estadio indicando el disgusto de los hinchas con Juan Manuel Lugones, titular de la Aprevide, porque en el partido de Copa ante Corinthians la policía decomisó toda la parafernalia musical de los locales mientras los seguidores del Timão ingresaron sin problemas sus instrumentos e incluso bengalas.

Por otro, y a pesar de publicitarlo durante varios días, a última hora hubo marcha atrás con la utilización de la camiseta retro. En este caso, por falta de acuerdo entre los diferentes sponsors.

Después, el juego y los nervios propios, pero también el orden y la agilidad de Defensa y Justicia, hicieron el resto para llenar de interrogantes el horizonte cercano del Rey de Copas.

El Halcón se paró de igual a igual en Avellaneda, aunque con más cautela que otras veces. Agrupado en su campo cuando tocaba defender, veloz y atrevido para soltar cuatro o cinco hombres en cuanto recuperaba la pelota, astuto para explotar las espaldas de Bustos durante todo el encuentro, firme con Lisandro Martínez (el más destacado), Gissi y al final Barboza para rechazar por arriba los desesperados intentos finales, el conjunto de Vojvoda solo tuvo problemas cuando en los últimos minutos del primer tiempo Benítez funcionó al máximo de su voltaje.

Pero en el segundo tiempo los de Varela consiguieron desconectar al 7, y a Independiente se le apagaron las últimas luces.

Un tiro libre de Pochettino tras un error en cadena de Meza y Bustos provocó la equivocación de Martín Campaña, el único que parecía exento del naufragio, y Bareiro sentenció abajo del arco. Faltaba más de media hora pero quedaba claro que era más que suficiente.

Defensa y Justicia se dio el gusto de encadenar la serie más gloriosa de su historia (venía de vencer a Boca y Racing al hilo) y se acerca a las copas. Independiente encara el final del semestre con la mochila cargada de dudas. Con Benítez solo no alcanza para iluminar el porvenir.


Fuente La Nación

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