Por Gustavo Grabia
La génesis de la acusación, que nace del desgarrador
testimonio de dos juveniles. Y la reacción de las autoridades en la época en la
que supuestamente se desarrollaron los hechos por los que la ex médica del club
declarará mañana
Los chicos se acercaron angustiados al psicólogo Rolando F.
Esa tarde se habían enterado de que la persona transgénero que les pagaba por
mantener relaciones sexuales fuera del club era portador del virus HIV. El
profesional los contuvo, habló con ellos en extenso para saber qué estaba
ocurriendo a espaldas de la institución, y los envió con la médica Andrea P.
para que les hiciera la orden y los análisis correspondientes que podían
determinar si habían sido contagiados o no de dicha enfermedad.
Después de llevar adelante el trámite médico, de hablar
largo y tendido con los chicos, la doctora comunicó a sus dos superiores,
Horacio C. y Ricardo B. lo que estaba ocurriendo. Al principio, ambos se
mostraron muy preocupados por la situación pero con el correr de las horas, esa
impresión inicial fue diluyéndose.
Según el relato de la doctora ante la Policía, de donde se
desprende esta presunta situación que deberá investigar la Justicia, cuando
ella volvió a relatar los hechos y a impulsar una acción para ir a la Justicia
con el tema, recibió el consejo de no meterse. No hubo amenazas ni nada que se
le parezca: según la denuncia directamente no le dieron importancia a la
cuestión, lo que de comprobarse constituye un gravísimo comportamiento de los
profesionales y de las autoridades del club, que si bien no están mencionados
en el expediente sí habrían sido puestos al tanto de la trama de corrupción que
se había tejido en el fútbol amateur de River.
(NA)
Si bien en la denuncia no hay precisiones de fecha, Horacio
C. tuvo responsabilidad médica tanto en la administración Aguilar como
Passarella, de hecho se jubiló recién cuatro años atrás, luego de una vida
entera en el club. Mientras que el médico Ricardo B. dejó River en 2008,
después de una situación nunca aclarada con el hockey de la institución.
Su salida fue durante el segundo mandato de José María
Aguilar como presidente del club. El psicólogo Rolando F. trabajó también
durante este segundo mandato de Aguilar y el principio de la era Passarella,
cuyo coordinador general del fútbol amateur por entonces era nada más ni nada
menos que otra gloria del club, Juan José López, hasta que el Kaiser lo mandó a
dirigir la Primera para intentar salvar a River del descenso, cosa que
finalmente no ocurrió.
El tema de la no precisión de la fecha de los hechos
presuntamente ocurridos es clave. Porque si fuera bajo la administración
Aguilar, quien se desempeñaba como presidente del departamento de fútbol
amateur era Diego Quintás.
En cambio, en el caso de tratarse de la administración
Passarella, ese cargo lo ostentaba Eduardo Rabuffetti, quien fue imputado en su
momento por el juez Fernando Caunedo como miembro de un grupo que defraudaba a
River con reventa de entradas, donde según el magistrado participaban los
máximos dirigentes del club y los capos de la barra brava.
Habrá que ver si Rabuffetti tuvo noticias o no de tan aberrante
denuncia y si se produjo en este período. Por ahora y hasta que la médica no
testifique en la Justicia, todo está por verse. Lo cierto es que, de
comprobarse lo que la profesional y A.VI.VI. denuncian, queda claro que hubo un
pacto de silencio entre quienes accedieron a los datos para que no trascendiera
en un momento en que River estaba en la tapa de todos los diarios por las
batallas de su barra brava y por el momento deportivo que hacía tiempo venía
sufriendo.
La denuncia tiene hasta el momento un problema para avanzar
seriamente: no están los nombres de los presuntos chicos abusados que, según se
desprende de la conferencia de prensa que brindó la ONG A.VI.VI, fueron dos
jugadores de las inferiores que provenían del Interior y eran menores al
momento de los hechos.
Por eso es clave la declaración testimonial de la
profesional, que está citada para mañana por la mañana. Para avanzar, se
necesita el nombre de las víctimas, quienes pueden empezar a reconstruir el
calvario vivido.
Infobae se comunicó con uno de los por entonces responsables
del departamento médico, quien asegura que nada tiene que ver con esto y
aseguró: "La médica miente. Tuvo primero una licencia por embarazo y
después una licencia psiquiátrica. Al no reintegrarse tras la misma, fue dada
de baja. Nosotros no tuvimos nunca conocimiento de esto que denuncia ahora,
porque los psicólogos de los chicos no respondían al cuerpo médico del club,
sino directamente al departamento de fútbol amateur. En todo caso, serán ellos
los que deban dar las explicaciones".
Lo cierto es que los profesionales denunciados ya no están
en la institución. Por eso en Tribunales deberán traer historia pasada, para
reconstruir los hechos y hacer justicia en tiempo presente.
Fuente Infobae
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