Vistas de página en total

jueves, 25 de enero de 2018

Empate al palo

Independiente lo perdía, lo igualó y mereció darlo vuelta: pegó tres remates en los palos. Central aguantó gracias a su arquero aunque pudo haberlo ganado también sobre el final. El Rojo quedó a ocho de Boca.

Foto Marcelo Carroll

Los cancheros de Independiente, los que se encargan de acondicionar el campo de juego del Libertadores, tendrán que revisar con rigurosidad el arco que da a la tribuna Sur y chequear si quedó flojo o sigue firme. Porque durante el segundo tiempo del partido ante Central, el Rojo pegó cuatro tiros en los palos, uno de ellos fue el que entró, el gol del empate, y todos en ese mismo arco que pareció temblar. Sin dudas, 45 minutos en los que el equipo de Ariel Holan pasó por arriba al rival y que, paradójicamente, casi lo pierde al final por esas dos jugadas claritas que desperdició Central ya en el descuento.

Independiente con la pelota y Central parado para hacerle frente en la mitad de la cancha. Así quedó planteado el encuentro desde los primeros minutos de juego. El Rojo apostaba a la tenencia y a desarrollar un juego vertical, profundo, pero no lograba enhebrar pases filtrados ya sea por imprecisión propia o por méritos ajenos. El protagonismo era del equipo de Holan. Y cuando comenzaba a merodear con mayor frecuencia el arco defendido por Ledesma, llegó el gol de Central, que hasta ahí sólo había tenido un par de aproximaciones. Gil ejecutó un tiro libre con precisión y Zampedri, en solitario, ganó de cabeza para cruzar la pelota al segundo palo de Campaña. Sin jugar bien pero siendo superior a su rival, Independiente se iba al descanso en desventaja en el marcador.

En el segundo tiempo se potenció la supremacía del local, que empezó a llevarse por delante a un rival que achicaba hacia atrás y se iba agazapando cada vez más cerca de su propio arco. El Rojo empezó a penetrar esa doble línea de cuatro que ponía Central, sobre todo por la derecha, con las subidas de Bustos, el pase entrelíneas de Meza y el movimiento de adentro hacia afuera de Leandro Fernández. Ahí estaba la clave para entrarle al Canalla, que con el correr de los minutos empezó a sufrir el asedio del Rojo.

El gol de Gigliotti, con algo de fortuna porque su tiro en el travesaño pegó en la espalda del arquero y se metió, fue producto de una gran jugada colectiva y el empate, a esa altura, era más que merecido. Leandro Fernández y el ingresado Benítez en dos oportunidades estrellaron remates en el palo y en el travesaño. Y Ledesma, además, a esa altura ya era la figura del partido.

Sobre el final, ya en el descuento, Central pudo haberlo ganado pero Becker primero y Carrizo después fallaron los mano a mano que tuvieron con Campaña. Hubiera sido demasiado premio para el Canalla y demasiado castigo para un Independiente que si no ganó fue porque pegó en el palo...



Fuente Olé

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.