Por Andrés Eliceche
JERSEY CITY, Estados Unidos.- Maradona cree que el que vino
después de la Era Diego no tiene personalidad para ser líder. Silencio.
Cristiano Ronaldo se autoproclama como el mejor de los
últimos 20 años. Silencio.
Periodistas, hinchas y vecinos que justo pasaban caminando
cuestionan su argentinidad porque no canta el himno. Silencio.
No es por el efecto provocación que se activa Lionel Messi .
No forma parte de su estilo el piñas van, piñas vienen. No le interesa, no lo
motiva. En la Era Leo, hubo un tiempo, el primero, en que lo único que lo movía
era la pelota. Pero si a vivir se aprende viviendo, será que no hay que pasar
por alto que justo ayer cumplió 29 años.
Las experiencias transforman a las personas, y aunque
parezca extraterrestre en la cancha, Messi también tiene sueño, le gusta comer,
va al baño. Es ese proceso lo que lo fue haciendo crecer, hasta llegar a este
instante. Tal vez sea adecuado ponerle fecha y lugar al momento en que se
transformó en el capitán de la selección argentina. Más que en 2011, cuando
Alejandro Sabella le entregó la cinta, sucedió el viernes 24 de junio en un
hotel de Jersey City, a orillas del río Hudson. Ayer, Messi se plantó como
alguien que, después de sumar silencios y masticar ideas, devuelve palabras. No
las escupe. Y habló por él, por sus compañeros y "por los que vendrán
después". En definitiva, su tiempo pasará, como el de todos. Lo que no
podía pasar era la oportunidad de defender una causa que va mucho más allá de
su ombligo.
Habló con serenidad, guiándose por ese viejo consejo de las
abuelas: lo cortés no quita lo valiente. Entonces dijo sin ofender, consciente
de que su intervención del día anterior no había sido feliz. Pero encontró la
manera de patentar su disgusto sin tirar piedras.
En la Era Leo hay un tiempo, este, en el que manda la
madurez.
Fuente Cancha Llena
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