Jugando bien o jugando mal pero jugando siempre a ganar,
como corresponde a Argentina. Con valentía e inteligencia. A dar todo. No
guardarse nada. Basta de lágrimas. Ya es hora de regalarse una alegría.
La práctica de la Selección antes de la final.
Por Leo Farinella
Excelente Martino. Es el mensaje que tenía que dar el
entrenador antes de la final. Con tal de que estos jugadores ganen algo después
de tantos intentos, es capaz de dejar de lado el cómo. No es simple retórica
sino un concepto más profundo. Es muy valioso que el entrenador que hizo un
culto de su idea de juego diga lo que dijo frente a una congregación de
periodistas que esperaban su palabra frente a un partido tan decisivo. Es muy
fuerte. Y significa una comunión importante con su grupo de jugadores. Para
nada implica que el Tata quiera que Argentina juegue todo atrás y revoleando la
pelota a la tribuna. No se trata de eso. Pero sí significa algo fundamental: el
técnico entiende el momento, las necesidades de sus jugadores y acepta también
que con todos los sistemas se ha ganado y se puede ganar en el fútbol, incluso
los que no son de su preferencia. Correrse a un costado, entender que se puede
ganar de otra y que no le importe cuál sea en esta oportunidad no es un gesto
de debilidad sino de fortaleza: a partir de esta Copa América, pase lo que
pase, Martino es mejor entrenador. Simplemente porque entendió que la Selección
está por encima de sus gustos, de sus preferencias y entonces está más a la
altura que nunca.
Entendió el Tata lo que le hace falta al equipo, a los
jugadores y también a los hinchas. También dentro de la cancha, con ese
movimiento táctico que parece menor en el medio pero que es fundamental y será
clave hoy: en el retroceso Messi vuelve libre por el centro y un medio debe
correrse a la derecha; cuando se ataca, lo mismo. Ahí también el Tata dio una
muestra de la flexibilidad que todo DT tiene que tener. Es una lástima que en
este partido, tal vez el primero en el que el rival es poderoso en serio con
sus ataques por las bandas, no pueda estar Augusto Fernández, que había
aportado esa solución doble, subordinándose, como corresponde, a la posición
que ocupa Messi en la cancha.
Ahora hay que explotar. Será un rival difícil pero también
es la mejor final posible para esta Copa América Centenario. Realza la
valoración del éxito, en caso de que finalmente podamos coronar. Este grupo de
jugadores merece regalarse una actuación fuerte, con presencia, autoridad,
generosidad, compañerismo, personalidad y fútbol. El técnico es uno más del
grupo al momento de someter su forma de juego a las necesidad del momento y es
una señal de alineamiento definitiva y poderosa. Las fichas se movieron con
maestría. Después están las bajas, los lesionados, los golpeados, los líos con
la dirigencia. Eso, en ocasiones, también suma para la fuerza interior que
siempre hace falta en las paradas bravas.
Jugando bien o jugando mal pero jugando siempre a ganar,
como corresponde a Argentina. Con valentía e inteligencia. A dar todo. No
guardarse nada. Basta de lágrimas. Ya es hora de regalarse una alegría.
Fuente Olé
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