La Argentina completará los 19 choques posibles entre Brasil
2014, Chile 2015 y EE.UU. 2016, un recorrido que sin corona igual despertaría
críticas; España y Alemania han caído en más partidos, pero están blindados por
sus logros
Por Cristian Grosso
Foto: LA NACION / Aníbal Greco
Envasada en una humorada, Diego Maradona lanzó la
advertencia: "Si no ganamos..., ¡que no vuelvan!" Le apuntó al
plantel argentino que espera el desenlace de la Copa América Centenario. Otro
simpático arrebato que desde su autoproclamado liderazgo debería saber que no
es oportuno ni constructivo. Pero no se trata de clavarle la estaca sólo a él,
ya que su amenaza también recoge una fuerte adhesión popular. "Si no gana
esta Copa América, el equipo no será reconocido. Lo vi en la final que jugaron
contra Alemania en el Mundial de Brasil y también sucedió el año pasado en
Chile. Para cambiar lo que piensan ustedes [por el periodismo] del equipo hay
que ganar, no queda otra", exclama Gerardo Martino y descarga broncas.
Acicateada por los 23 años sin títulos, esta final alienta las desproporciones:
el triunfo será reparador y la derrota invitará al exilio. Pero funciona así
porque no se analiza nada más que el resultado.
¿Un traspié, otro traspié, provocaría que nuevamente todo
quede tapado por el descrédito? La selección hasta aquí disputó 52 partidos
oficiales por todos los certamen desde el traumático Mundial 2002 y apenas
perdió 6. Menos que cualquier potencia. Tiene un porcentaje de eficacia (71,79)
similar a Alemania (73,85) y a España (73,04), superior a Brasil (70,17) y muy
por encima de Italia (50,40). Pero estos cuatro fueron campeones del mundo en
este lapso y la Argentina no ganó nada de nada. "Es siempre la misma
pregunta, es recurrente. Siempre hay un buen rendimiento y se abren las
expectativas, pero falta un partido.Para cambiar esto hay que ganarlo a ese
partido", agregó Martino, que ya cayó en las finales de 2011 -como
entrenador de Paraguay-y 2015. Todos quieren ganar, ellos antes que el resto.
Por eso la obligación es observar más allá de lo obvio.
Es apenas un juego, pero sirve para entender que hace años
la selección pertenece a la elite. Lo indica el ranking FIFA que la encumbra
como la N°1, pero conviene buscar argumentos más sólidos que ese embrollo
aritmético.
El rastrillaje es contundente: la Argentina perdió menos
partidos que los demás, pero es el único seleccionado que no alzó ninguna copa.
Nadie en su sano juicio podría pedir una invasión al Obelisco para festejar....
una buena campaña. Pero sí convendría estudiarlo antes de dejar caer la
guillotina. Se acepta que no todo lo que brilla es oro, pero no se digiere el
camino contrario. Ahí nace la distorsión que se transforma en injusticia.
Apenas seis caídas. Ninguna más dolorosa que la final del
Maracaná en el alargue con Alemania. Y las palizas de Brasil en las
definiciones de la Copa América 2007 (3-0) y la Copa de las Confederaciones
2005 (4-1). La eliminación de Sudáfrica 2010 a manos de Alemania (4-0) y la
derrota 1-0 con Inglaterra que anticipó la salida de Japón 2002 completan la secuencia
traumática. Un revés decorativo con México (0-1) en la etapa de grupos de la
Copa América de Perú 2004 completa el sexteto.
Click Aqui
Ese mensaje social que impone que el que pierde se tiene que
ir ya atravesó a distintas generaciones. Incluye a la camada passarelliana que
potenció Bielsa (Ayala, Zanetti, Crespo, Piojo López), pasando por el amplio
abanico de Pekerman (de Sorin a Messi, de Samuel a Di María, de Cambiasso a
Romero, de Riquelme a Mascherano), hasta las apuestas de Sabella/Martino como
Rojo y Ramiro Funes Mori.
La selección intenta salir de esa nube de escepticismo y
descrédito que hasta no hace tanto tiempo alentaba teorías desestabilizadoras.
La constante mirada retrospectiva sobre los fracasos siempre ha invalidado la
renovada búsqueda de estilo e intérpretes. Desde luego que la victoria es
embriagadora, pero entre caprichos e intereses han quedado postergadas
estadísticas que en otro contexto únicamente hubiesen despertado elogios.
Las cifras no encierran verdades absolutas, pero sí marcan
tendencias. Valorizan los recorridos. Un triunfo ante Chile derribará tantos
preconceptos. Hipócritas conversos. Aquí el mérito es de la perseverancia de
muchos jugadores -los de hoy y los de ayer, que siguieron poniendo la cara
mientras los citaron- que eligieron sostenerse en un tembladeral. Era tan fácil
dejar de venir... Si la Argentina gana la Copa América relucirán los números y
muchos dirían que todo cambió. Mentira. Este sostenido protagonismo en las
definiciones no es casual ni espontáneo. Comenzó a construirse cuando muchos
propiciaban una demolición generacional.
¿Que otros números robustecen esa desatendida conquista sin
vuelta olímpica?
La Argentina mañana completará los 19 partidos posibles entre
Brasil 2014, Chile 2015 y Estados Unidos 2016?, sin perder nunca en los 90
minutos.
Otro dato contundente es que en los últimos cinco años la selección
apenas perdió 9 encuentros de los 69 que disputó.
Mientras tanto, el ciclo
Martino luce un 75% de eficacia...
Datos olvidados detrás del recelo y el
imperio del resultadismo.?
Por eso, si la Argentina pierde la Copa América
Centenario... mejor que no vuelvan
Fuente Cancha Llena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.