Por Christian Leblebidjian
¿Cómo se puede dar la final ante Chile? Antes de Panamá y
luego del 2-1 del debut ante el mismo equipo de Pizzi, Gerardo Martino señaló:
"Nuestra presión alta no es buena y sí, en cambio, cuando nos paramos más
atrás, pero igual las recuperaciones de los dos goles fueron en 3/4 creo."
Fue así: las anotaciones de Di María y Banega en el debut ante Chile se
generaron por un robo generado en los carriles centrales. El primero, con una
presión de Augusto Fernández y recuperación de Banega sobre Aranguis; el segundo,
con un corte de Mascherano y el contraataque vía Di María. Puede ser un detalle
puntual, pero -en el análisis global- se observa que 6 de los 18 goles que la
selección hizo en Estados Unidos fueron por esa vía, generando una presión
entre intermedia y alta para, luego sí, aplicar ataques directos para finalizar
en dos o tres toques.
Atacar los espacios con varios metros para correr y hacer la
diferencia desde la potencialidad de sus características le gusta a la mayoría
de los futbolistas argentinos, quizás a excepción de Messi y Banega. Se sienten
más cómodos de contraataque, algo que quedó en evidencia también en el ciclo de
Alejandro Sabella.
Pero si bien la selección no estaría planificando
"disputarle el medio" porque Martino siente que ahí puede perder,
también puede generarle "trampas" para que los confiados volantes
chilenos (aún con su buena técnica) se equivoquen en la zona donde más (y
mejor) recupera la pelota la Argentina. Y una pérdida allí sería un ataque
directo más que peligroso. No habría que tomarle las marcas de entrada a los
medios porque allí las saltearía Chile, pero sí buscar anticipar el primer pase
de los defensores en el momento justo.
Así como Jorge Sampaoli planificó la final de la Copa
América 2015 para que el partido se "juegue" en el medio campo,
porque entendía que la Argentina era superior a Chile en las dos áreas, Martino
cree que sólo dos selecciones están en condiciones de presionar mejor que la
Argentina y poner en problemas hasta a Messi: Chile y Alemania. La idea le
siguió dando vueltas en la cabeza al Tata durante todo el certamen. Tras la
goleada 4-0 a Estados Unidos, Martino comentó: "Hoy elaboramos mejor y
presionamos mejor, pero enfrente no estaban ni Chile ni Alemania".
Chile está mejor como equipo que en el comienzo del ciclo de
Pizzi, pero incluso ante Colombia demostró que una cosa es cuando Fuenzalida,
Vargas y Alexis Sánchez presionan alto y otra es cuando el equipo se retrasa y
se agrupa cerca de Bravo. Es cierto que faltaron Vidal y Marcelo Díaz, pero aún
con ellos, cuando se retrasa, el medio campo chileno no ofrece mucha
resistencia en la contención y la primera línea de oposición puede ser la
defensa.
Las faltas pueden ser otro plus para la Argentina. La
selección potenció el recurso de la pelota parada, en donde anotó tres goles de
tiros libres directos y otros tres entre córners -2- y tiro libre frontal (dos
de ellos, de cabeza). El promedio de infracciones por partido de Chile es
normal (14,6), pero si la Argentina las "fabrica" cerca del área, le
puede sacar rédito. No estará Lavezzi (uno de los principales generadores de
foules), pero entre Messi y Banega se las pueden arreglar para hacerlo. Y todos
los que suben a cabecear: Higuaín, Otamendi, Rojo, Funes Mori y Mercado, tiene
la capacidad de ganar en el juego aéreo ofensivo. En contra, deberá evitar los
foules para que Chile ataque con tiros libres frontales.
Con respecto a la salida desde el fondo, si bien Romero ya
está advertido para saltear esa primera presión de Chile y la Argentina hoy
cuenta con mejores defensores, éstos no deben confiarse a la hora del primer
pase. Será preferible el acierto en la entrega simple que una falla en un
intento de "pase ganador", esos que rompen líneas.
Argentina deberá moverse con paciencia y teniendo cuidado,
sobre todo, en los primeros 25 minutos, cuando Chile juega con una intensidad
mayor.
Sin Lavezzi, Gaitán, Augusto Fernández (¿y sin Di María?),
Martino se queda sin tres futbolistas que se desdoblan entre la presión
intermedia y el ataque a los espacios, pero (en función de las características
que pide un choque decisivo), quizás el ingreso de Roncaglia -con un Mercado
más adelantado en el 4-2-3-1- sea mejor alternativa que la apuesta por un
Lamela intermitente incluso en la intensidad que se necesitará para el cruce
final.
Fuente Cancha Llena
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