Por Hernan Claus
Mascherano le había dicho a Olé, en la previa al torneo, que
sólo servía ganar. Y fue lo único que faltó. Porque el grupo (del que él es uno
de los líderes) hizo casi todo bien, pero se quedó en la puerta como en las
últimas cuatro de las cinco finales de la Copa América. Y, lamentablemente, el
Jefe no pudo sacarse el estigma. Más allá de que para algunos sólo sirve ganar
(hasta para los propios jugadores), los matices siempre sirven. No es lo mismo
caer como pasó en la Copa América de Venezuela 0-3 y sin jugar a nada, que como
sucedió anoche.
Mascherano jugó de todo. Fue el gestor de la presión, el que
forzó el error de Chile en la salida, la bandera de lo que pretende Martino.
Jugó bien de 5, tras un comienzo con algunos pases complicados, pero luego hizo
todo bien. Y cuando tuvo que ir a jugar a la cueva demostró por qué se para ahí
en el mejor equipo del mundo. Rápido para salir a cortar, fue la guía y el
corazón de la Selección que hizo todo para cortar la sequía, pero otra vez en
los penales miró la Copa. La historia no siempre la escriben los que ganan...
Fuente Olé
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