Vistas de página en total

lunes, 6 de junio de 2016

Ever Banega: De un destino como albañil a los recuerdos del potrero contra Messi




El rosarino se ilusiona con ser protagonista en la Copa América Centenario; "Tengo que aprovechar cada momento porque no sé cuánto durará", confesó; sus duelos infantiles con Messi


 Foto Aníbal Greco / Enviado Especial



SAN JOSÉ, Estados Unidos.- Podría haber sido albañil en Rosario. Su destino estaba en la obra junto con su papá construyendo casas. Pero apareció el fútbol y terminó edificando historias con una pelota. A sus 27 años, la vida de Éver Banega transcurre todo el tiempo entre lo que podría haber sido y lo que es. El volante de la selección, pieza esencial en el esquema de Gerardo Martino, lleva el barrio en cada gesto, en cada tatuaje que inunda su cuerpo, en cada jugada. Por eso, en la charla con La Nación en la concentración argentina antes del debut ante Chile por la Copa América, hablará de la importancia de su familia, dirá que está en el mejor momento de su carrera porque usa más la cabeza y remarcará que nunca perdió el potrero.



- Empieza una nueva competencia y vuelve a instalarse el tema de las últimas finales perdidas y los 23 años sin títulos. ¿Cómo se maneja eso internamente?



- Siempre están presentes esas cosas. Pero nosotros venimos con un objetivo común: siempre que se juegue un torneo debemos ponernos como meta salir campeones.



- Conviven con dos realidades: el éxito que la mayoría de ustedes tiene en sus clubes y lo que les cuesta ganar con la camiseta argentina.



- La mayoría de los jugadores en sus equipos ganan muchos títulos y siempre están en las finales. Acá se dio algo parecido con las últimas dos finales, pero no se pudo dar. Lo que más queremos es ganar un título con la selección porque sería mucho más importante que todo lo que hemos ganado en nuestros clubes.

Click Aqui



- Messi decía que cambiaría sus cinco Balones de Oro por ganar algo con la selección. ¿Vos qué tenés para ofrecer?



- (Risas) Nada. Para mí estar acá ya es especial. Y si ganamos la Copa sería un sueño. Mis papás estarían orgullosos de verme en esa situación.



- ¿Cuál es la identidad del juego que les dio Martino?



- Queremos jugar bien al fútbol y ser verticales. Al final de cuentas tenés adelante a los mejores del mundo y no podés pensar en tener tanto la pelota. Teniendo a Leo [Messi], a Ángel [Di María], a Kun [Agüero] o a Pipa [Higuaín], hay que recuperar la pelota y buscar lo más rápido posible la forma de llegar al arco rival.



- Se dice que es fácil jugar cuando uno tiene como compañeros con el talento de Messi, Agüero o Di María. ¿Es verdaderamente tan simple la cuestión?



- Con ellos estás obligado a no equivocarte, porque casi que nunca se equivocan. Los del mediocampo estamos para trabajar y que ellos se liberen en funciones.



- ¿Esta Copa América te toma en el mejor momento de tu carrera?



- Sí, creo que sí. En estos últimos años me parece que pasé por momentos muy buenos, entonces tengo que aprovechar eso.



- Cuando te despediste de Sevilla, Emery, el entrenador, dijo: "Nos hemos amado y odiado por igual". ¿Mantenés ese carácter rebelde o lo domaste?



- Con él tuvimos cruces cuando era más chico y estaba en Valencia. Ya me calmé bastante.



- ¿Hoy para jugar usás más la cabeza que el músculo?



- Con los años vas aprendiendo cosas y la experiencia te permite desarrollarte de otra forma. Y la verdad que hoy, además de correr, uso más la cabeza para jugar.



- ¿Antes tenías más potrero y ahora?



- Nunca se pierde la esencia del barrio. Estar acá, donde todos tienen el potrero incorporado, hace que sea imposible no mantener el barrio.



Del sur de Rosario, Éver dio sus primeros pasos en el club Nuevo Horizonte. En esos tiempos, le tocó jugar varias veces contra Grandoli, donde Messi era una chiquitín que sacaba enormes diferencias contra sus rivales.



- ¿Qué recuerdos tenés de ese momento?



- Lo recuerdo siempre. Yo era de una categoría más chica, pero mi papá era el técnico de la 87 y me llevaba a jugar en esa división. Era al pedo, porque jugábamos contra el enano y nos pintaba la cara. Él era chiquitito, la ropa le quedaba grande... Ya era demasiado bueno lo que hacía.



- De esa época contaste que tenían un solo par de botines con tus hermanos...



- Ese recuerdo es inolvidable. Con mis hermanos mayores, Luciano y César, jugábamos en categorías distintas y calzábamos parecido. Entonces, cuando terminaba un partido, nos sacábamos los botines y se lo dábamos al que le tocaba jugar. Esas cosas no las olvidás. Mantengo mi grupo de amigos, mi abuela viven en el barrio en donde nací? Nunca perdimos el espíritu de barrio.



- En alguna nota en España dijiste que jugar al fútbol es un privilegio y que trabajar es lo que hacía tu familia o tus amigos.



- Es que es así. Es un privilegio estar acá. Hay muchos jugadores que no pudieron llegar nunca. Yo tengo que aprovechar cada momento porque no sé cuánto durará. No es claro cuándo puede llegar el fin. Y en esos momentos pienso en mis amigos y en mi viejo, que laburan todos los días.



- Y si no hubieras llegado a Primera, ¿ahora qué harías en el barrio?



- Mi viejo trabajó toda la vida en la obra. Lo ayudé un par de veces cuando era chico. Así que supongo que hubiera sido albañil.




Fuente Play Fútbol

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.