El Pity y el Pipa consuelan a Messi, después del 1-3 con Venezuela.
Por Mariano Dayan
Tan bajo estamos que no se pudo disfrutar de la vuelta de
Messi, que terminó con la cara de viejos tiempos. Caída dura con Venezuela,
actuación desconcertante, DT que tomó decisiones equivocadas... Cada vez más
lejos de las potencias.
Tanta espera y mirá vos… El día del regreso de Messi después
del Mundial, un resultado histórico, 1-3 con la Venezuela de Dudamel, que nunca
nos había metido tres y nos ganó por segunda vez. Y otra vez a ver por tele y
en fotos esa imagen que casi nunca vemos de Leo en España y en la Champions:
cabizbajo, serio, impotente. Como toda la Selección.
Estos golpes duelen mucho. Lionel Scaloni podrá decir que de
estas caídas se aprende un montón. Está claro que ésa es la mejor conclusión
que se puede sacar, lo mejor que se puede decir cuando realmente no hay nada
positivo de este 1-3. No es tan literal ese “nada”, porque siempre hay algo
para capitalizar en la derrota (por ejemplo, la fortaleza de Kannemann), pero
sin dudas que algo positivo es muy difícil de encontrar. Tan negra fue la noche
madrileña que ni se pudo disfrutar del esperado regreso de Messi. Ni del Pity,
ni del Pipa, ni de Paredes, ni de Lo Celso, ni de nadie.
El ”No somos potencia” de Scaloni, que viene repitiendo hace
tiempo, se siente cada vez más. Ya no hay dudas de eso y también duele. Pero
una cosa es no competir mano a mano con Francia, España, Bélgica y otra es
estar tan lejos, tener este tipo de actuaciones tan desconcertantes. Desde lo
táctico y desde lo individual.
Porque en pleno recambio el entrenador armó un
mix inédito y eso se pagó caro, más con los cambios posicionales que fue
haciendo durante el partido. Y en lo particular, porque salvo Lautaro Martínez
y Messi, ninguno dio la talla y hubo errores infantiles en los dos primeros
goles, en los que Armani no tuvo responsabilidad aunque no pudo ser el salvador
que muchas veces es en River. No fue falta de actitud el caso sino de fútbol,
de técnica, de talento.
Todo eso en un contexto apagado, con un estadio semi vacío en
Madrid, con no más de 20.000 personas.
¿Ya la Selección ni con Messi genera
expectativa?
Duele también eso, y tomar consciencia de que cada vez estamos más
lejos de los de arriba, a poco menos de tres meses de la Copa América.
Fórmulas mágicas seguro que no existen ni es lo que se
espera en plena renovación, se aceptan tropiezos pero son difíciles los de este
tipo. Porque se tienen que curtir algunos, hay que moldear jugadores y armar un
bosquejo de equipo que hoy no existe, pero caer tan bajo duele (el martes que
viene vs. Marruecos, sin el 10). Perder así con Venezuela y hasta pudiendo
haber recibido más goles...
Con esa imagen final de Messi, el mismo que viene metiendo
de a tres en España, otra vez seco, pateando tiros libres distintos de los de
Barcelona y con esa cara de tristeza. Como si no hubiese habido renovación,
como en los viejos tiempos, como si no hubiesen pasado nueve meses.
Todo esto
duele y no sabemos dónde está la salida. Ni la de emergencia.
Fuente Olé
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