La desazón de Messi tras la eliminación argentina. Fotos: EFE, AFP Y AP
Por Eduardo Verona
Maradona habló de los costos que está pagando Argentina por
no tener a Messi en la Selección. Los silencios prolongados del astro del
Barça. Las dudas e inseguridades que lo persiguen. Los límites que no logró
superar
Maradona y la Selección: "Si Messi no vuelve, estamos
en el horno"
Afirmó Diego Maradona en su rol de entrenador de Dorados de
Sinaloa, en una entrevista reciente que dio a la prensa española: “Messi tendrá
que volver a la Selección, pero si no lo hace estamos al horno. No tenemos un
jugador que tire una pared”.
La realidad es que más allá de la caracterización de
Maradona sobre la influencia del astro del Barcelona en la Selección, el
silencio de Messi sigue extendiéndose en el tiempo. La Selección que conduce
Lionel Scaloni cerrará el año con los dos partidos frente a México este viernes
en Córdoba y el próximo martes en Mendoza sin haber encontrado ninguna
respuesta de Messi sobre su futuro con la camiseta argentina.
Lo que prevalece son las especulaciones. Y las
interpretaciones de todo tipo y calibre de aquellos que dicen conocer el
pensamiento de Messi y su deseo de regresar a la Selección después del colapso
en Rusia 2018.
EFE
La pregunta casi inevitable se construye sin complejidades:
¿es imprescindible que vuelva Messi? La respuesta casi inevitable también se
construye sin complejidades: no es imprescindible. Lo que no significa bajarle
el precio a Messi. La calificación futbolística a sus 31 años (los cumplió el
24 de junio) continúa siendo altísima.
Pero el mismo Messi revela con este silencio hasta ahora
imbatible que la Selección le genera sentimientos contradictorios. Quiere estar
y quiere no estar. Quiere sentirse parte y quiere alejarse. Quiere regresar y
quiere no volver a exponerse.
Le cuesta demasiado a Messi metabolizar los microclimas
favorables y adversos que siempre rodean a la Selección y en especial a su
figura. Se siente acosado por esos microclimas. Por las opiniones del afuera.
Por las exigencias que trascienden a su círculo rojo. Y por las lecturas que le
ponen arriba de la mesa ciclos que en la Selección terminaron sin
consagraciones.
Es evidente que a Messi le pesa la Selección. Y ese peso
intransferible es el que, en definitiva, hoy lo deja afuera del equipo de
Scaloni. Que lo admita es imposible. Estas cosas no se admiten. Y si se admiten
en privado no se dan a conocer en público.
La relación protocolar Messi-Selección quizás está intacta.
El vínculo, no. Porque el vínculo es la necesidad existencial de encontrarse
bajo cualquier circunstancia. Buena o mala. Es la potencia del vínculo lo que
permite superar y atravesar las adversidades que siempre están presentes.
El fútbol de Messi no está en discusión. Se podrán discutir
algunos episodios particulares del juego. Algunos detalles más finos o más
gruesos del juego que no pueden pasarse por alto. Pero cualquiera que frecuente
el fútbol sabe que Messi es un elegido. Que lo fue y que lo sigue siendo. Sin embargo
ser un elegido no lo pone a salvo de todas las debilidades humanas.
Lampe frente a la Argentina de Messi
Y él tiene una que lo persigue. No es jugar bien o muy bien
para la Selección. Ya lo hizo en numerosas oportunidades, aunque en instancias
decisivas no la rompió ni fue determinante. No es hacer golazos infernales. Ya
los hizo. No es dar pases que dejan a un compañero solo con el arquero. Ya lo
hizo. Lo que no hizo es superar los límites que Messi se establece en la
Selección.
¿Cuáles son? Sus dudas, sus inseguridades, sus fantasmas.
Dudas, inseguridades y fantasmas que también se expresan al momento de venir o
de quedarse en esa gran zona de confort que es el Barça. Allí, en ese
escenario, se siente pleno. En la Selección, no. Y esto no lo puede modificar
nadie. Solo él. Por otra parte, transferir responsabilidades es una estrategia
mediocre.
Como citamos en el arranque, Maradona declaró en el diario
deportivo Marca de Madrid, que sin Messi “estamos en el horno”. La explicación
de Diego se enfoca únicamente en el plano futbolístico. En los costos de no
tenerlo. No contempla otros planos. No se detiene en otros territorios. En el
territorio de Messi. En la decisión de Messi. En las pausas prolongadas de
Messi con la Selección. ¿A qué obedecen? A su naturaleza.
Decía el Che Guevara que “Hay que endurecerse sin perder la
ternura jamás”. Messi todavía no se endureció. Y quizás nunca lo haga.
Fuente Diario Popular
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