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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Ya es un clásico.



Independiente no gana ante los grandes y la gente pide más personalidad. El plantel en la mira...

El plantel, golpeado, tras el 0-3 en el clásico del domingo. La gente, muy impaciente./"OLÉ".

Una situación que empezó en el ciclo de Mauricio Pellegrino y que continuó bajo la conducción de Gabriel Milito. Un problema sin resolver para un plantel que jugó con dos ideas de juego distantes, una ordenada y cautelosa y otra más ambiciosa. Se probaron diferentes sistemas de juego e intérpretes, pero los triunfos en los clásicos no aparecen. Hasta aquí, se disputaron seis en el 2016 y el Rojo apenas empató dos y perdió en los cuatro restantes.

La estadística resalta la ausencia de carácter colectivo en los encuentros más relevantes para el hincha, justo en esos momentos en los que se debe dar un paso hacia adelante en la búsqueda de los objetivos. En el primer semestre, Independiente empató dos veces ante Racing. En la primera, 1-1 en el Libertadores de América, sufrió una chilena de Lisandro López ante la mirada pasiva del Ruso Rodríguez, quien perdió el puesto una semana después, en la caída (1-0) frente a River en el Monumental.

En la recta final del torneo, el Diablo visitó el Cilindro con la premisa de ganar para meterse de lleno en la pelea, pero empató sin goles. A la siguiente fecha, San Lorenzo se encargó de bajarlo definitivamente de la pelea al vencerlo 1-0 con gol de Nicolás Blandi en el Libertadores de América y así dejar tambaleando a Pellegrino, que se marchó del club tras el 3-3 ante Gimnasia en La Plata.

La llegada de Gabriel Milito renovó la esperanza del hincha. La intención de juego incisivo con buen trato de balón y protagonismo, no pudo mejorar la performance en los clásicos: perdió con un equipo mixto del Ciclón en Avellaneda y fue vapuleado.

Sin embargo, los hinchas pretenden que la CD y el propio Milito traigan refuerzos que cubran la falta de líderes que hay en el Rojo. Y eso se nota en el juego: Independiente no tiene voz de mando en el campo de juego y el único momento en la era de Gaby en que se notó otra personalidad fue en la serie ante Lanús por la Copa Sudamericana.

Fuente OLÉ

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