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jueves, 24 de noviembre de 2016

Las dos caras del Diablo




El Rojo asusta por los resultados como local, pero ilusiona con sus números afuera. Y el clásico será de visitante...

Por Fabian Rodriguez.

Seriedad, preocupación y confusión. Esas sensaciones aparecen en los rostros de los futbolistas de Independiente al finalizar un partido en el Libertadores de América. Los resultados favorables se niegan, producto de las falencias en dos fases determinantes: el orden defensivo y la definición. Ese semblante se modifica rotundamente como visitante. Aquellas emociones cargadas de tensión desaparecen y surgen las sonrisas, acompañadas por gestos efusivos, repletos de pasión y satisfacción. Esas son las caras de este Diablo que dirige Gabriel Milito.

El entrenador puede cambiar el sistema táctico y a algunos intérpretes, aunque mantiene la búsqueda por el protagonismo principal del partido y la posesión del balón. Este Rojo no escatima esfuerzos al momento de transformarse en el dominador del juego, por más que lo haga en Avellaneda, Córdoba, Junín Rosario o Turdera. La propuesta y los movimientos denotan ambición y un deseo profundo por el triunfo. Sin embargo, no existen equivalencias entre la cosecha en casa y en el hogar ajeno...

Apenas cinco puntos obtuvo en los cinco encuentros disputados en el Libertadores de América, que lo ubican en el puesto 23 de la tabla de rendimientos como anfitrión. Mientras que como visitante consiguió 11 unidades en cinco partidos, máximo registro junto a Estudiantes y San Lorenzo.

¿A qué se debe esta diferencia tan amplia? Por un lado, a la postura de los rivales y por otro, a la baja efectividad y a la generación (que progresó en los últimos partidos). En Avellaneda, los equipos se retrasan y apuestan a los contraataques, juegan con la desesperación del Rojo, que sufre la falla en la resolución. Y lo lastiman, le han hecho cinco tantos. “Estoy muy conforme con el rendimiento que estamos teniendo, con respecto al funcionamiento y a la actitud. Falta que se nos abra el arco. Pensando en el clásico, es una linda oportunidad para poder demostrarlo”, describió ayer Víctor Cuesta. Una síntesis del problema principal que aún no se pudo resolver.

Desde que asumió Milito, Independiente venció a Godoy Cruz (2-0), empató ante Tigre (1-1) y Gimnasia LP (0-0), y fue derrotado por Atlético Tucumán (0-2) y San Lorenzo (1-2). Además, por la Copa Sudamericana, le ganó a Lanús (1-0) e igualó sin goles con Chapecoense.

La otra cara.

Se muestra sólido y ganador afuera de Avellaneda. El equipo no cambia la estrategia que utiliza como local, pero logra desarrollar sus mejores momentos. En parte porque se muestra más distendido porque no cuenta con la presión ni el murmullo del hincha, que afecta a muchos de sus jugadores. Esa es una de las razones que generaron una buena suma de puntos. También lo favorece que los adversarios llevan a cabo un juego más abierto y el Rojo lo aprovecha: 1-0 a Belgrano, Sarmiento y Temperley, más los empates ante Quilmes (1-1) y Rosario Central (0-0). Y esta racha se extendió en la Sudamericana, donde venció a Lanús (2-0) y empató 0-0 en Chapecó (luego fue eliminado en la tanda de penales).

El Diablo llega al clásico con la necesidad de reivindicarse tras perder con el Ciclón y tendrá la chance de hacerlo en el Cilindro, un escenario que históricamente le sienta bien. A mostrar la mejor cara.


Fuente Olé

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