Por Nahuel Lanzillota
A los 17 años jugará de titular su primer clásico en Primera
asumiendo un rol de mayor protagonismo.
Es su mayor apuesta. Fue él quien decidió subirlo de la
Sexta categoría a la Primera a mitad de año para criarlo
futbolísticamente y
llevarlo de a poco hasta su explosión. Esa era la idea original de Gabriel
Milito: llevarlo de a poco.
Por eso se le erizan los
rulos cada vez que piensa que no le
queda otra, que debe apurar sus planes
por necesidad, que con 17 años a Ezequiel
Barco le llegó el momento de
asumir una responsabilidad todavíademasiado
grande.
Lo dijo el Mariscal hace unas semanas:
"Me hubiese
gustado que en el inicio de su carrera tuviera otras sensaciones, pero en el
fútbol a veces te toca crecer de golpe. Si el contexto fuese otro sería ideal
para Barco. Pero esto es lo que nos toca".
Fue como una premonición o un
anuncio de lo que ya suponía que iba a ocurrir en no mucho tiempo. Esta claro:
si no fuese porque Independiente no encuentra el rumbo dentro de la cancha, el
técnico no se la jugaría aún poniéndolo de arranque. Sin embargo, al pibe que
vino a Avellaneda desde Rosario de la mano del formador Jorge Griffa le llegó
la hora de asumir un rol protagónico, justo en el clásico con Racing. Con
apenas 15 partidos jugados en la elite de la pelota argentina (sólo cuatro como
titular), Barco se terminó de ganar su lugar preponderante en el equipo en la
derrota por 2 a 1 sufrida ante San Lorenzo la fecha pasada. Es la ilusión de
todo el club rojo. Cada vez que la pelota toca sus botines, la expectativa en
hinchas propios y extraños emerge de manera espontánea.
La banca. Es así como dice el DT, tiene potrero. Por eso en el Cilindro será titular de nuevo
(ayer probó con Campaña; Figal, Pellerano, Cuesta, Tagliafico; Ortiz, Diego
Rodríguez; Benítez, Barco, Sánchez Miño; y Denis) en su primer derby de
Avellaneda. Eso no quiere decir que no siga siendo una fruta verde con todo el
jugo -el juego- para dar. Aunque el arbol no sea el ideal.
Fuente Clarín
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