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martes, 29 de noviembre de 2016

No errar el camino




Por Gonzalo Rivera

La continuidad ya confirmada de Gabriel Milito en el banco de Independiente debe ser una solución a futuro y no una turbulencia del presente. Lo que representa su figura puede significar la llave para cambiar lo que haga falta, dentro de un plantel que no responde cuando más se lo necesita.

Los malos momentos, tanto en el deporte como en la vida, a veces se transforman en las posibilidades para la reconstrucción. La clave siempre está en tener la certeza de encontrar el problema, como para dejarlo de lado y salir adelante.

En este caso, el inconveniente del Rojo pasa por la presencia de un plantel que transita una frustración tras otra desde que arribó al club. Los partidos importantes, la falta de regularidad, la disminución de nivel en los partidos importantes, como sucedió el domingo, habrían colmado la paciencia hasta de su propio entrenador.

Más allá de que en estas líneas se describe la propuesta y la idea que intenta trasladar el Mariscal hacia sus jugadores, lo observado en el clásico de Avellaneda no deja mucho espacio para el análisis. Está claro que se hizo todo mal, que nada salió, y que el rival pasó por arriba al Rojo, pero la búsqueda de soluciones no debe ir por un camino equivocado.

Ya nos quejamos de Almirón por sus salidas desde el arco con la pelota al piso y por las distracciones defensivas. Nos enojamos con Pellegrino por jugar con un solo delantero, ya que “en Independiente hay que ir al frente”. Llegó Milito, un hombre de la casa, y lo cuestionamos con argumentos similares a los del entrenador que se fue para ser campeón en Lanús.

Entonces, ¿No estaremos fallando con los diagnósticos sobre la situación que vive Independiente? Está claro que no se puede “echar” a un plantel de 25 jugadores, pero tal vez sea momento de una renovación necesaria. Los directores técnicos y sus recetas cambiaron, pero el resultado de quienes entran a la cancha cada fin de semana es el mismo.

El Mariscal tiene responsabilidad en el flojo nivel que mostró el equipo en muchos encuentros de este certamen, y eso no está en discusión. Pero no debemos caer en el facilismo de sólo culpar a uno de los máximos ídolos que generó el club en los últimos años, olvidándonos de los verdaderos culpables.

Por ello no hay que buscar el “golpe de timón” que produzca soluciones a corto plazo, sino que es momento de tomar el camino correcto. Hay que darle seriedad al manejo del fútbol en Independiente de una buena vez y, si hay alguien indicado para hacerlo, es Gabriel Milito.


Fuente Orgullo Rojo

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