Las secuelas por la goleada sufrida en el clásico de Avellaneda también
se reflejaron en pintadas anónimas.
Por Nahuel Lanzillotta
Clima pesado. Hubo mensajes anónimos que aparecieron cerca
de Villa Domínico
"Quiero un equipo valiente". Ese fue el deseo que
salió desde lo más profundo del ser de Gabriel Milito cuando aceptó ser el
nuevo técnico de Independiente, el club por el que palpita su corazón, en mayo.
Unos meses más tarde, la valentía no es justamente una de las virtudes de su
Rojo y más lejos quedó de serlo aún después de la goleada por 3 a 0 sufrida en
el clásico con Racing elDomingo.
Sin embargo, el Mariscal decidió quedarse para
afrontar un reto mucho más complejo: devolverle el alma a un plantel sin
reacción futbolística ni anímica, partido en su personalidad y apuntado por
todos.
Y el tiempo apremia, el domingo ante River en el Libertadores de América
tendrá ya el primer examen para testear la respuesta inmediata de sus dirigidos.
El panorama es preocupante, pero el joven entrenador sigue porque confía en
recuperar mental y deportivamente a los futbolistas, quienes quedaron en el centro
de los cuestionamientos por la manera de la derrota ante Racing.
Si el descontento de los hinchas era grande
tras la eliminación de la Copa Sudamericana, ahora el malestar se potenció. Las
pintadas anónimas (¿la barra?) que aparecieron ayer en las paredes externas del
predio de Villa Domínico fueron las primeras demostraciones de hostilidad.
"Jugadores sin huevos" y "Renuncien a su sueldo", fueron
los mensajes acusadores. También hubo una dedicatoria al presidente Hugo
Moyano, aunque fue tapada rápidamente.
El clima viene siendo espeso en
Avellaneda cuando Independiente juega de local. Silbidos y reproches contra la
mayoría de los futbolistas bajan desde los cuatro costados y se presume que el
escenario será similar o incluso más notorio este domingo a las 20. "Estos
jugadores ya se comieron a dos técnicos y van por el tercero", es una frase
instalada con liviandad en el microclima del Diablo. Sin embargo, desde el
ciclo de Jorge Almirón, pasando por Mauricio Pellegrino hasta el presente, los
referentes del vestuario fueron cambiando: ya no están Rolfi Montenegro, Pocho
Insúa, Ruso Rodríguez ni Federico Mancuello. Ahora están el capitán Hernán
Pellerano, Víctor Cuesta, Germán Denis. Y de los nombres que se repiten ninguno
es portador de un peso significativo.
Desde la dirigencia, que apoya fuertemente
a Milito, también apuntan contra algunos jugadores por "falta de actitud"
y amenazan con una depuración, tal como blanqueó Pablo Moyano (hijo de Hugo y
vocal del club). Por lo bajo, los directivos juran que por ahora no hablaron
con el DT de los prescindibles y aclaran que le darán libertad de acción en el
armado del grupo.
El técnico eligió seguir callado y hablará recién mañana.
Sus dirigidos tampoco abrieron la boca después del entrenamiento matutino.
Todavía cuesta asimilar el golpe.
Pero el tiempo corre y saben que necesitan
revivir urgente, el domingo. Contra todo, contra todos.
Fuente Clarín
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