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viernes, 25 de noviembre de 2016

Los grandes se devoran todo a su paso y ni los ídolos se salvan de las críticas de los hinchas



Las eliminaciones en las Copas y el andar errático en el torneo local, puso bajo a lupa a Gallardo, Milito y Barros Schelotto

Por Diego Morini

Gallardo, Milito y Barros Schelotto, bajo la lupa por los resultados.

Nadie se salva en el fútbol argentino. No existe condición de intocable. Ya se encargó este ambiente de golpear a semidioses cuando los resultados le dieron la espalda: Carlos Bianchi, en Boca, o Reinaldo Merlo, en Racing. Y en ese contexto creer que Marcelo Gallardo, Guillermo Barros Schelotto y Gabriel Milito no serán azotados por la histeria doméstica es no conocer de esta historia. Los tres, con diferentes caminos como DT, están en los clubes donde su palabra es ley, aunque en esto de la pelota todo es muy relativo. Parece increíble, pero sus trabajos están bajo la lupa y ni su condición divina los blinda de las críticas y la desconfianza.

El paladar en Rojo

Es curioso, porque los hinchas de Independiente se derretían por tener a Milito como técnico. Sentían que de su mano se iba a recuperar la identidad. El principal argumento para su elección era que entendía cuál era el paladar de la gente... Sin embargo, seis meses después y tras la derrota el último fin de semana ante San Lorenzo , quedó acorralado: "Continuar en el cargo no es una decisión que tenga que tomar yo. Haré hasta el último día todo el esfuerzo". Está claro que no se trata de haber perdido un partido, sino también le pesan las eliminaciones de la Copa Sudamericana y Argentina.

Y ahora, parece que todo se reduce a un partido. Aunque suene ilógico. Si bien los hinchas están molestos más con los jugadores, todo parece indicar que la suerte de Milito podría quedar atada a lo que suceda pasado mañana en el cruce con Racing, que casualmente también tiene a su técnico, Ricardo Zielinski , bajo la celosa mirada de los hinchas.

Todo se les escurre entre los dedos a Milito y a Independiente. Podían aferrarse a una ilusión ajena para tratar de ingresar en la Copa Libertadores. Podía ser una pequeña bocanada de aire en este momento denso. Pero la eliminación de San Lorenzo de la Copa Sudamericana lo dejó sin aliento. Los Rojos podían llegar al certamen continental si el Ciclón se quedaba con el título. Ni el tiro del final...

No alcanzan ni los títulos

Nadie está exento de murmullos de desconfianza y Marcelo Gallardo recién ahora experimenta algún ápice de ingratitud. Porque si bien el técnico de River no tiene su cargo en juego, sí sabe que no puede dar más pasos en falso, porque eso podría ponerle más inestabilidad a su gestión. Es que al Muñeco lo señalan porque no pudo volver a armar un equipo como el que ganó la Copa Libertadores de 2015 y luego viajó a Japón para disputar el Mundial de Clubes.

Si bien intentó reacomodar las piezas con los desembarcos de Andrés D'Alessandro, Iván Alonso, Nacho Fernández, Milton Casco, Nicolás Domingo, Joaquín Arzura, Nicolás Bertolo, Marcelo Larrondo, Luciano Lollo y Arturo Mina, jamás pudo Gallardo volver a darle su impronta o contagiar el sentido de pertenencia que tenía ese equipo que, por ejemplo, eliminó a Boca de la Libertadores y la Sudamericana, en un puñado de meses de 2015.

Por eso, el Muñeco sabe que el superclásico con Boca puede actuar como una inyección de adrenalina para un equipo que en el torneo local tiene un andar errante. Quizá se pueda explicar qué representa para River este duelo con los cuidados para Mina y Jonatan Maidana.

Sin sentido de pertenencia

El desembarco de Guillermo Barros Schelotto suponía la recuperación de una mística xeneize que el Mellizo comprendió mejor que nadie durante la etapa de oro de Carlos Bianchi. Sin embargo, su gestión no termina de encontrar un correlato con esa idea. Si bien logró ordenar un vestuario que estaba en poder de los futbolistas, nunca pudo darle forma a su plan de tener un equipo ofensivo y con el carácter suficiente para dar el paso al frente en momentos determinantes. La eliminación en las semifinales de la Copa Libertadores 2016 a manos de Independiente del Valle, más la caída ante Rosario Central que lo sacó de la Copa Argentina, provocaron que las fórmulas del cuerpo técnico quedasen bajo revisión de los hinchas.

"No lo hemos charlado aún con la comisión directiva, pero la intención es renovar el contrato con Barros Schelotto hasta 2019", dijo Royco Ferrari, vicepresidente de Boca , en DirecTV. La frase podría resultar natural en un proceso que no tiene miradas desconfiadas. Sin embargo, no existe un convencimiento total. No tener competencia internacionales para el próximo año y no encontrar regularidad en el torneo local potencian las dudas. Incluso, está tan necesitado de ganar un partido importante, que el superclásico con River podría significar un punto de inflexión en el ciclo Barros Schelotto. Y en medio de todas estas urgencias, las supuestas incomodidades de Carlos Tevez con la elección del estilo de juego, expone más el proceso.

Gallardo, Milito y Barros Schelotto, ahora sí que pueden comprender bien qué implica no gozar de la condición de intocables.

Toda la tensión en el cilindro

La gestión Zielinski, a todo o nada en el clásico. El clásico ante Independiente podría resultar determinante para el entrenador de Racing: Ricardo Zielinski. Si bien el DT dijo en TyC Sports que su continuidad no dependía de lo que sucediese en el clásico, sabe que su gestión es cuestionada por los hinchas y, además, el último fin de semana dos referentes del plantel, Lisandro López y Agustín Orion, dijeron que no les gustaba cómo estaba jugando el equipo. "Busco pensar en el funcionamiento del equipo. Quiero que juegue bien, que no se tire atrás", dijo López.


Fuente Cancha Llena

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