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miércoles, 30 de noviembre de 2016

El día después de mañana




Milito se reencontró con el plantel luego de confirmar su continuidad. No hubo una charla grupal y tampoco habló con la prensa. Se vienen jornadas decisivas...

Por Fabian Rodriguez

Parado a un costado, con la pelota debajo de la suela, supervisó el ejercicio que se desarrolló en la cancha nº 8 del predio de Villa Domínico. Se lo notó muy pensativo y analítico en el entrenamiento posterior a la derrota en el clásico. Las heridas estuvieron a la vista, el ánimo del cuerpo técnico y el plantel no fue el habitual. Por eso, Gabriel Milito prefirió el silencio y evitó una conferencia de prensa. No quiso hablar de más, consciente de su molestia por la pésima producción colectiva y que este es el momento para bajar la tensión, luego de confirmar la continuidad en el cargo. Esa determinación que le llevó tiempo y una profunda evaluación con su círculo íntimo. 

Esta es la crónica del día después de mañana.

El entrenador transita una semana crucial para el futuro inmediato, en busca de poder realizar una proyección a mediano plazo. Este es un período en el que debe tomar decisiones para modificar un rumbo que, si hubiese sido por él, habría finalizado el domingo en el Cilindro. Varias horas después, liberado del malestar que le causó un rendimiento deplorable frente a Racing, comprendió que debía continuar en el camino. No podía rendirse, luego de dar tantas batallas durante su trayectoria. Y comprendió que habrá que cambiar.

El reencuentro con el plantel no resultó como se lo esperaba. No existió una charla específica sobre la situación alarmante que dejó la caída ante Racing. Fue una reunión marcada por la rutina: se juntaron en el vestuario, luego hubo una tarea de media hora en el gimnasio y después pasaron a realizar ejercicios de campo, regenerativos para los que fueron titulares y con pelota para el resto. Cada uno de ellos tuvo la observación minuciosa del entrenador, que analiza realizar cambios en la formación que enfrentará a River, el domingo.

Las variantes no abundan en un plantel corto, que tuvo varias bajas por lesión. Este hecho limita los movimientos de piezas que podría realizar Gabriel, aunque precisa meter mano para reactivar el funcionamiento del equipo y volver a creer en este plantel. Justo en una etapa de definiciones antes de realizar una mini depuración, con el aval de la CD. Es que tanto el Rojo como él necesitan levantarse tras la tormenta.


Fuente Olé

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