Por Cristian Fernández
Independiente bailó y le ganó a Racing 3 a 0 y extendió
nuevamente su paternidad a 23 partidos. Con goles de Martín Benítez, Jesús
Méndez y Diego Vera se quedó con el Clásico de Avellaneda y se acerca a la
liguilla por la Libertadores. Ortíz, Méndez y Benítez, las figuras.
Independiente lo ganó de principio a fin. Fue el único equipo
que jugó al fútbol. Presionó en toda la cancha. Estuvo firme en defensa y supo
qué hacer con la pelota. Sí, obvio, tuvo momentos de ideas difusas y hasta
algún que otro débil sofocón cuando la diferencia era tan sólo de un gol, pero
claramente lo pasó por arriba.
Anclando la fiereza y la claridad en Jesús Méndez y Jorge
Ortiz. Intentando el cambio de ritmo en los pies y la explosión de Martín
Benítez. O con las paredes entre Juan Manuel Trejo y Nicolás Tagliafico para
armar la jugada desde el sector izquierdo. ¿Los de enfrente? Meros espectadores
de algo que sucede siempre. Una fiesta Roja en el clásico de Avellaneda.
Víctor Cuesta y Hernán Pellerano no tuvieron inconvenientes
mayores para detener algún intento débil de Milito o Bou y hasta Gustavo Toledo
se mostró firme en su trabajo. En este panorama, Diego Rodríguez no tuvo mucho
trabajo salvo algún que otro centro que salió a cortar o algún remate de media
distancia que contuvo sin problemas.
La realidad es que Independiente jugó realmente bien. Quizás
lo más flojo fue la tarea de Lucas Albertengo, al que se lo notó con falencias
y casi siempre terminó en el piso. En cambio, Diego Vera otra vez fue clave
para el resultado. No sólo por el tercer gol, sino también por la jugada del
primer tanto y por como obliga a toda la defensa contraria.
El equipo de Diego Cocca lució atemorizado. Dolorido y,
cuando Independiente se empezó a florear mostró su costado agresivo. Los
nervios invadieron a los jugadores visitantes y eso resolvió aún más fácil el
encuentro a favor del Rojo.
Y eso que hasta el primer gol Independiente no había
lastimado mucho. Tuvo un par es cierto, pero fue a los 32 minutos cuando logró
romper la última línea del visitante. Jesús Méndez abrió para el Misio que de
primera se la dejó a Vera. Éste habilitó a Toledo que lo vio entrar sólo a
Benítez para que marcara el 1-0.
Minutos más tarde, llegó la expulsión de Acuña por pegar un
codazo y ahí arrancó la fiesta. La diferencia con once era clara y con diez se
hizo aún más notoria. Y si bien la etapa inicial se fue con el escueto 1-0, la
fiesta se guardó para el cierre.
En el complemento, salvo alguna jugada aislada de pelota
parada o remate de media distancia, los de Cocca no llegaron. Y de a poco
Independiente comenzó a florearse y a bailar a su rival. Y eso que recién marcó
el segundo a los 36 minutos. Tiro libre precioso y preciso de uno de los
mejores jugadores de la cancha, Jesús Méndez.
Ya con el 2-0 la fiesta se hizo infinita. El infierno se
puso encantador y el equipo se permitió divertirse. Es más, el 3-0 que
caracterizó el resultado final llegó tras otra gran jugada y un pase genial de
Ortiz para el cabezazo exacto y de pique al suelo de Viruta Vera.
Quedó tiempo sólo para festejar. La alegría se hizo infinita
y el Rojo una vez más demostró que en el barrio… manda papá.
Fuente InfiernoRojo

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