Por Gaston Edul
El primer sello característico de la ideología que plasma
Mauricio Pellegrino dentro del campo de juego es el de avanzar con criterio,
argumentos y conciencia; los datos son elocuentes: Independiente cuenta con la
valla menos vencida (5 goles en contra) y es el segundo equipo más goleador (16
goles a favor) desde la reanudación del torneo posterior a la Copa América.
Independiente no resplandece ni apabulla a sus rivales de
turno con un juego desfachatado y ostentoso, sin embargo cruzó un piso de
rendimiento del cual no suele bajar; se convirtió en un equipo de garantías que
siempre tendrá situaciones para convertir y rara vez estará por debajo en el
marcador. Los rendimientos individuales mejoraron categóricamente junto a la
convicción de los jugadores para disputar e hilvanar jugadas que hace tiempo
atrás no podían realizar satisfactoriamente, y eso es producto del resguardo
táctico con el que cuentan.
La conjunción entre jóvenes surgidos de la reserva y
experimentados que vierten su oficio consustanció a un equipo que dio pocos
pasos en falso (una derrota en quince partidos) y convirtió al Estadio
Libertadores de América en pagos sinuosos para el visitante. Independiente no
pretende merecer los partidos, sino
ganarlos con las situaciones generadas y la solidez construida con el correr de
los partidos, y en esa máxima se refleja lo que pregona el entrenador: la
eficacia.
Fuente Infierno Rojo
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