Por Nelson Laffitte
Desde que llegó Mauricio Pellegrino, a Independiente no lo
atacaron con claridad en casi ningún partido. Con un firme esquema en lo
defensivo, el equipo bajó el promedio de aproximaciones en contra y brinda
seguridades como bloque de protección.
Era un problema. Independiente tenía un nivel defensivo
paupérrimo y quedaba expuesto en cada uno de los encuentros que disputaba;
sufría frente a cualquier equipo que tenía del otro lado. Pero desde la llegada
de Pellegrino y con la contratación de Hernán Pellerano, el conjunto logró
apaciguar las embestidas rivales. Esto no quiere decir que no le llegan o que
no le convierten goles, ni que emplea un esquema de defensa; si no que encontró
un orden básico para no arriesgar en la última línea.
En los últimos 13 partidos el Rojo alcanzó los siguientes
promedios: 0,53 goles en contra, 2,36 disparos al arco en contra, 3,36 disparos
afuera en contra y sólo 0,18 disparos a los palos en contra. Los números son
bajos y sólo cinco rivales lo atacaron con claridad en más de cinco
oportunidades.
Contra los que más sufrió fue frente a Defensa y Justicia (9
disparos al arco, 1 al palo y 7 afuera), Atlético de Rafaela (3 al arco, 1 al
palo, 7 afuera) y Colón de Santa Fe (3 al arco y 7 afuera). Los que menos le
remataron: Olimpo (1 gol y 1 afuera) y Temperley (1 al arco y 2 afuera).
Fuente Infierno Rojo
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