Por Javier Brizuela
Hace ocho años, al cumplirse una década del gol más
importante de su vida, en Orgullo Rojo tuvimos el honor de recrearlo junto a
él. Luego de varios intentos fallidos y ante la atenta mirada de los que
intentábamos emular a Rivas y el Pato Abbondanzieri, se elevó y cabeceó de la
misma manera que ese día, pero la pelota dio en el palo y salió. Mientras todos
los testigos nos quejábamos de la burla que nos había hecho el balón, él sonrió
y mirando a la cámara dijo: “Las cosas se dan solo una vez en la vida”.
Esa famosa frase que reza que una crisis es una oportunidad,
por más que suene conformista, naif, o hasta boba, no deja de ser cierta. Así
como hay gente que absorbe las presiones con más facilidad que otras, también
las adversidades generan diferentes reacciones, según quien las reciba.
En ese momento algunos maldicen su suerte y no pueden salir
de la negatividad, y otros que por el contrario, tiran para adelante con
optimismo y se mueven buscando una salida. Algo que muchas veces encuentran,
incluso hasta mejorando lo que había al momento de iniciarse la crisis, dándole
fundamento a la famosa frase.
Lucas Pusineri demostró durante toda su carrera ser de estos
últimos, los hinchas de Independiente lo sabemos muy bien.
Esta nota no busca amenizar el desastre económico con tintes
de mamarracho que hizo esta gestión desde enero del 2018 a esta parte, tampoco
trata de inyectar vanas esperanzas en medio del enojo que tenemos los hinchas.
Simplemente expresa un deseo, el del técnico que hoy cumple años, que es el
mismo de todos los que amamos a esta institución, a estos colores.
Independiente tambalea, con un plantel que hace rato olvidó
lo que es jugar bien y obtener resultados positivos. La relación de la mayoría
de los jugadores titulares con los dirigentes está rota y no dejan de llover
las malas noticias. Gran parte de los profesionales tienen un pie afuera del
club, otros los dos. Y varios de los que aún tienen ambos en Avellaneda, no
esperan otra cosa que irse.
El entrenador Rojo, lejos de maldecir haber firmado meses
antes de todo esto, ve en el actual contexto una oportunidad, su oportunidad.
Una chance que colegas suyos tuvieron en contadas ocasiones, con mucho para
ganar y poco para perder.
Tiene tiempo de armar un equipo con aquellos que se queden,
los pibes del club y algún que otro refuerzo, de esos que les tienta más la
gloria que el dinero. Sabe que nadie lo culpará si no se dan los resultados,
porque entre su espalda y todos los problemas que hereda sería ridículo
hacerlo. ¿Cuántos entrenadores tienen esta oportunidad?
¿Y si este parate empareja a todos? ¿Y si encuentra un
equipo y saca una positiva cosecha de puntos sin la presión del promedio? ¿Y si
mantiene su cargo de cara a los próximos mercados de pases cercanos a las
elecciones?
Sabe que si varias de estas preguntas se le dan a favor y
logra refundar futbolísticamente a este club gigante, quedará como un héroe.
Como Holan en el 2017, aunque luego insólitamente tiró todo por la borda. Y
como él en el 2002, que cuando las papas quemaban, con la ayuda de un referente
que ama al club y fue al frente, sumado a un pibe que le mandó un centro, se
elevó más que todos y nos devolvió la vida.
Feliz cumpleaños Lucas, que se te cumpla el deseo. Porque
queremos verte nuevamente gritando un gol hasta el calambre, mientras lloramos
de felicidad. Porque, quien te dice, quizá en tu vida las cosas se den más de
una vez.
Fuente Orgullo Rojo


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