En Independiente siguen de cerca a sus juveniles en situaciones de necesidad durante la pandemia. Foto: Archivo Clarín
Cómo es el trabajo social que hace Independiente con sus
juveniles en tiempos de pandemia
La asistencia es tan amplia que incluye desde charlas sobre
educación sexual y reparto de bolsones de comida al seguimiento de los estudios
y el abordaje del bullying.
Patear una pelota, romperla en Primera, ganar un partido, un
título, llegar a la Selección... Este es el combo final que entrega la foto
dentro de una cancha del sueño cumplido de vivir como un jugador de fútbol
profesional. Pero para alcanzar ese anhelo que desvela a miles de pibes no
solamente se necesita un club para formarse, perfeccionarse y rendir. Se
necesita un club también para encontrar apoyo, contención y asistencia cuando
la vida no resulta tan sencilla. En tiempos de pandemia, todos los males y
necesidades se potencian y es ahí donde un club puede tender la mano para alcanzar
lo que falta. Es lo que hace Independiente con sus jóvenes.
En el equipo de Avellaneda están alertas a los casos más
sensibles de sus jugadores infantiles y juveniles, que durante la cuarentena
requieren una colaboración extra para superar un contexto más que complicado. A
través de su asistente social, Diego Tobio, el Rojo pudo gestionar bolsones de
comidas para la familia de un chico de Corrientes y otro de San Miguel del
Monte, en colaboración con los respectivos municipios.
Diego Tobio, asistente social de Independiente, junto a la
joya Alan Velasco, en sus clases de apoyo escolar.
"Un jugador que se recupera y que mañana pueda llegar a
Primera es patrimonio del club. Nuestro rol es garantizar el desarrollo
intelectual, personal y social de los chicos. Es el paradigma que se emplea en
La Masía", le cuenta Tobio a Clarín.
Es licenciado en Trabajo Social, especialista en Abordaje
Integral Comunitario y docente de la UBA y de la Universidad de Lanús, además
de periodista deportivo. Luego de trabajar en Racing bajo la gestión de Fabio
Radaelli, el gerente de fútbol del Diablo, Paco Rivas, lo contactó y Fernando
Berón (coordinador de Divisiones Inferiores) lo sumó hace un año y tres meses
al proyecto de la cantera.
Al margen del envío de alimentos, se realizaron y se
realizan diversas acciones para que cada juvenil pueda atravesar la cuarentena
lo mejor posible. Se gestionó la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia
(IFE) que dispuso el Gobierno Nacional para varios. También la Tarjeta
Alimentar.
Fueron días intensos entre marzo y abril para poder enviar a
cada pibe a su lugar de origen. De hecho, uno había quedado en Buenos Aires y
no podía llegar a Misiones. Pero finalmente se pudo hacerlo retornar. Otro caso
fue el de un jugador que debía elegir entre entrenarse vía Zoom o estudiar.
En estos casi cuatro meses de confinamiento, cinco juveniles
rindieron las materias que le faltaban y completaron el secundario. Y no
solamente se pone el foco en los de la Cantera.
En San Juan, producto de un
trabajo articulado con la peña local, se le brinda asistencia alimentaria a la
arquera del primer equipo, que es a su vez la primera jugadora de fútbol
profesional de la provincia cuyana.
Tobio continúa en el aislamiento con la labor que viene
desempeñando desde que puso sus pies en Avellaneda. El acompañamiento no
termina cuando un futbolista alcanza la máxima categoría. Por caso, a Alan
Velasco, la joya de Inferiores, lo sigue de cerca para que finalice su etapa
educativa mientras da sus primeros pasos en el equipo.
Lucas González. Volante mixto de Independiente.
Un caso especial fue el de otro juvenil de reciente debut:
Lucas Gonzalez, a quien le dicen Saltita, aunque es jujeño.
El año pasado había
bajado considerablemente su rendimiento. Su ánimo no era el mejor.
"Resulta que estaba bajoneado porque se acercaba el receso y no disponía
de los recursos para poder viajar a Jujuy para ver a una parte de su familia.
Logramos que pudiera hacerlo y volvió renovado", narra Diego.
Gonzalez
levantó el nivel: hizo una gran pretemporada y debutó el semestre pasado.
"Hay que contextualizar a cada chico y a su familia.
Conocer dónde vive, cómo, cuáles son sus vínculos, sus costumbres. Para eso lo
primero que hago es hablarles a ellos, pero no de fútbol ni de su desempeño,
sino para ver cómo están. Y luego voy al lugar donde viven y me entrevisto con
sus padres", explica el asistente social del Rojo, que se topa con
problemáticas muy diversas.
A uno lo afligía el hecho de que habían intercambiado la
vivienda con otra familia, pero nunca había sido registrada y no había
seguridad de que les perteneciera. Desde el Departamento Social del club se
intervino para dar una mano. Otro venía de un pueblito tan chico que tenía
otros tiempos de compresión que el resto de sus compañeros y por eso era
víctima de bullying... Cuestiones que perturban los pensamientos y atan las
piernas y que solo se descubren mediante el diálogo y el trabajo presencial.
Hace poco, Independiente pudo fichar a un purrete categoría
2011 que se lo disputaban varios clubes. Fue clave para ello el acercamiento
del Rojo para entrevistarse con el niño y sus familiares y asistirlos, darles
un soporte social y acercarles recursos.
Desde explicarles cómo se utiliza un preservativo a los
pibes de la Reserva y hablarles del embarazo no deseado, hasta meterse en los
barrios más humildes para tratar de averiguar por qué un juvenil que tiene
todas las condiciones deportivas para llegar no consigue enfocarse. Así de
amplio es el universo del trabajo social que en Independiente, como en muchos
clubes, cumple un rol trascendental.
Fuente Clarín




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