Por Nahuel Lanzillotta
Independiente
involuciona y le facilita la invitación a cualquier rival para que lo ataque
con muchas libertades. Tres partidos después, Julio Vaccari todavía no logra
que su equipo asome.
El ciclo de Julio
Vaccari todavía no comenzó. O al menos eso pensaría cualquier distraído que no
está muy al tanto de las novedades futbolísticas de los equipos Argentinos. Es
que nada se ve del sello de su entrenador en tres partidos y un mes de trabajo.
Independiente sigue coleccionando actuaciones preocupantes con involuciones de
una fecha a otra que invitan a cualquier rival a animarse.
El Rojo es esa
señorita de San Nicolás que sabe abrir la puerta para ir a jugar. Este
Independiente de Vaccari le deja la puerta abierta de la defensa de par en par
a todo equipo con el que se enfrente. Como en el “Arroz con leche” el cuadro de
Avellaneda es un canto a la siesta en cada una de sus presentaciones y hace
todo lo posible para facilitarle el trabajo a su oponente.
En Mendoza fue
más de lo mismo. Otra vez los protagonistas fueron los desajustes de mitad de
cancha hacia atrás y la poca profundidad en ataque. Y otra vez esas cuestiones
le costaron puntos, algo que lo va tirando hacia el fondo de la tabla y lo va
alejando de la clasificación a las Copas de 2025.
Principalmente de
un jugador puntual se tenía que cuidar el Independiente de Avellaneda ante el
Independiente cuyano: Sebastián Villa. Y fue justamente el colombiano el que
tuvo vía libre para sentirse Mbappé y mandarse con campo abierto para hacer el
gol del triunfo.
No tiene mucha
explicación la jugada que terminó definiendo el partido del sábado por la
tarde. El Diablo se volcó en ataque sin criterio. Sus defensores centrales
subieron por demás. Se olvidaron todos de los recaudos por un posible
contraataque. Alex Luna, de flojo encuentro, mandó mal el centro y fue
interceptado por el arquero, que rápidamente leyó el campo y sacó sin perder
tiempo.
La pelota le cayó
a Ezequiel Ham, que también fue inteligente y en un golpe de vista supo lo que
tenía que hacer: habilitar a Villa. El ex Boca salió disparado entre los
improvisados centrales que eran Santiago Salle y el propio Luna. Entre ellos
dos hubo espacio suficiente para la entrada cómoda de Villa que definió al 1-0,
que luego fue definitorio.
Mal parado,
desacomodado, desordenado, desfigurado. Independiente no corrige sus macanas.
Le pasó en los tres duelos de esta era Vaccari. Se sigue viendo un equipo
largo, con jugadores desbordados que entregan mucha ventaja y espacios a sus
rivales. La postura y actitud se asemeja mucho a la de un equipo que refleja un
fin de ciclo, aunque lo extraño de esto es que este entrenador recién está
comenzando su aventura con el buzo rojo.
A los pocos
minutos de esa acción que terminó con Rodrigo Rey yéndola a buscar al fondo de
su arco, se dio otra muy similar, nuevamente con un jugador de Independiente
Rivadavia mandándose sin peaje alguno entre los centrales. Fue el paraguayo
Fernando Romero, que terminó anotando. Era el 2-0, pero fue anulado
correctamente por un leve offside, pero offside al fin.
Comete errores y
los repite. Les abre la puerta de par en par a sus adversarios para que tengan
libertad para jugar. Un problema sin solución que, más allá de las falencias
individuales, resulta ser un drama estructural que viene desde el mediocampo.
Vaccari modificó
el esquema. En Mendoza planteó un 4-2-3-1 flexible. Es que David Martínez
acompañaba a Iván Marcone en el círculo central para la contención, pero se
soltaba como interior derecho a la hora de jugar. Luna arrancó entonces
centrado, ubicado por detrás de Alexis Canelo, el ‘9’ elegido para reemplazar a
un bajo Gabriel Avalos.
Una sola chance
de gol clara lícita tuvo en todo el partido el Rojo. Fue una escalada de Adrián
Sporle por la izquierda, el centro y el cabezazo desviado de Santiago Hidalgo.
En el final de la primera parte había tenido el empate en la única hilvanada
correctamente por una seguidilla de pases entre Hidalgo, Santi López, Sporle y
Canelo, pero el delantero estaba apenas adelantado.
Vaccari prueba y
prueba. De partido a partido y dentro del mismo partido. Este sábado fue
rotando a los volantes. Santi López empezó por la derecha y luego trocó de
punta con Hidaldo. Para el segundo tiempo, Hidalgo cambió con Luna y pasó al
medio. Nada resultó. Nada le dio mayor claridad. Tampoco el ingreso de Santiago
Toloza, después de cuatro meses. Tampoco el doble ‘9’ cuando entró Avalos (¿era
Hidalgo el jugador a salir?).
Independiente no
solamente no sabe a qué juega sino que ayuda a sus rivales de turno a saber lo
que tienen que hacer. Les abre la puerta para ir a jugar. No tenemos certezas
pero tampoco dudas, aquella famosa señorita de San Nicolás del “Arroz con
leche” vestía de rojo.
Fuente Infierno
Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.