Por Javier Brizuela
Independiente
visitó a su homónimo mendocino, por la octava fecha de la Liga Profesional.
El equipo de
Julio Vaccari jugó otro pésimo partido, y se fue derrotado uno a cero por la
Lepra.
El entrenador
decidió el ingreso de Spörle, Hidalgo y Canelo, por Pérez, Mancuello y Ávalos,
con respecto al empate con Barracas de la fecha pasada.
El primer tiempo
tuvo un desarrollo parejo e impreciso, con ambos conjuntos mostrando falencias
para armar juego. Quizá por eso, sumado a que tienen atacantes veloces, hacía
verlos más cómodos saliendo de contra.
Cuando no había
pasado prácticamente nada, por esa vía llegó la apertura del marcador para el
local. Fue después de que el Rojo pierda infantilmente la pelota en una pelota
parada a favor, con dos centros inexplicables de Luna, que le regaló el balón
al arquero con muchos compañeros en el área. Centurión solo tuvo que sacar
rápido y habilitar a Ham, que hizo lo propio dejando solo a Villa, que picó y
venció a Rey.
Tras el tanto el
visitante no reaccionó, y mostró todas sus falencias en un concierto de
imprecisiones y errores de todo tipo.
En otra contra con
mala marca visitante, la Lepra convirtió pero fue anulado por offside. Lo mismo
ocurrió en la única jugada positiva del Rojo, que definió Canelo tras centro de
Spörle. Lamentablemente, el delantero estaba apenas adelantado.
En el
complemento, al que inexplicablemente el Rojo salió sin cambios, se vio lo
mismo de entrada. Un local más sereno, dispuesto a lastimar de contra. Y un
visitante impotente, absolutamente incapaz de crear volumen de juego y mucho
menos opciones claras de gol.
Entraron Ávalos,
Toloza, Quiñónez y Tarzia, por Hidalgo, Luna, Martínez y López, siendo solo el
de Toloza trascendente para el equipo.
La expulsión de
Spörle a los 78 expuso más a un equipo que no hizo absolutamente nada bien.
Más errores
defensivos, una salvada de Rey y decenas de pases a ningún lado, fueron las
imágenes del final.
Es realmente muy
preocupante el nivel del equipo de Vaccari, en lo anímico, en lo físico y sobre
todo en lo futbolístico. Involuciona, hasta el punto de parecer un partido de
final de ciclo, cuando tan solo van tres fechas con el nuevo DT.
Un punto de nueve,
mientras que en fútbol tiene un cero más grande que Mendoza.
A todo esto, los
dirigentes aún no levantaron las inhibiciones y los refuerzos ni siquiera es
seguro que sigan en el club.
Espantoso
panorama para Independiente, que debe reaccionar para el clásico del sábado
ante San Lorenzo.
Fuente Orgullo
Rojo
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