Por Rodrigo Tamagni
Estamos a tiro de la cima y la realidad indica que no hay
una manera exacta para describir el motivo por el que este equipo está en esa
situación.
Suerte, habilidad, formas que desconciertan del entrenador y
falencias infantiles moldean un cóctel que nos depositó en la pelea. Se viene
River, es el momento de sacarse el duro peso de superar a un conjunto que
siempre nos cuesta demasiado
Otros tres puntos que colaboran para seguir en la pelea por
el título. Otros tres puntos que son difíciles de explicar desde el
rendimiento. Otros tres puntos que, a pesar de todo, dejan interrogantes sobre
el accionar del técnico, a quien los resultados terminan avalando
indefectiblemente. Otros tres puntos que permiten ilusionarse, pero siempre
siendo cautos y comprendiendo en qué condiciones arriba el "Rojo" a
la discusión por la cima.
Así de contradictorio es este presente de Independiente, que
desde estas líneas se celebra (imposible olvidarse que pocos meses atrás
estábamos penando por un tercer puesto en la B Nacional), pero que también se
intenta hacer un análisis más profundo de la situación, sin exitismos.
En primer lugar, y por lógica, hay que recaer en el método
del entrenador. Hoy alcanzó la friolera suma de 13 modificaciones (con los
ingresos de Riaño y Vallés) en siete partidos. Increíble para un equipo que
está en lo más alto.
La mayoría son decisiones tácticas y que sorprenden; tanto
los nombres que ingresan como los que salen. Porque "Droopy" Gómez,
que venía siendo firme titular, quedó afuera de la lista para que entre Vallés,
de lo más flojo del plantel, y que, al mismo tiempo, terminó saliendo en los
'clásicos' cambios que hace el "Comandante" en el entretiempo.
Luego porque Francisco Pizzini y Matías Pisano –flojo en el
derby ante Racing– no parecen tener el espacio que deberían por lo mostrado
adentro del campo de juego. Hoy fueron claves. Lo reconoció el técnico y quedó
en claro en el increíble triunfo que sacamos. Marcador que pudo ser goleada a
favor, pero que también pudo haber sido una insólita derrota. La habilidad de
ambos fue la que nos sacó del empate. Especialmente la de "Pisanito",
que volvió loco al tres de Quilmes (Suárez).
Tampoco se puede pasar por alto la manera elegida para enfrentar
a Quilmes. Se marcó en línea todo el partido a un jugador (por Sarmiento) que
es la clara figura contraria y, que con sólo ver el duelo anterior del
"Cervecero" ante Arsenal, bastaba para darse cuenta que su principal
característica es la velocidad y, por medio de la misma, el aprovechamiento de
los espacios libres. A esto hay que sumarle a Tula, que volvió a ser el Tula de
siempre, con errores de inferiores.
Pero si hay algo para destacar de este equipo es la actitud.
Emociona y contagia. Van para el frente, bien o mal. Con ideas o sin ellas.
Apoyándose en el buen entendimiento entre Bellocq, "Rolfi",
Mancuello, Lucero, Riaño, Pisano, Pizzini o quien esté en cancha en posición de
ataque. Esa manera se celebra. Falta orden y dosificar los ritmos.
Ahora se viene River, históricamente un rival que nos cuesta
ganarle y, en las últimas décadas, más aún. Es un lindo momento para darle un
cachetazo a los libros y ponernos a la vanguardia del campeonato.
Fuente Play Fútbol
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