Ilustró rrrojo
Por Claudio Mauri LA NACION
Nunca repitió formación y varió sistemas tácticos, con línea
de tres o de cuatro, con enganche o sin él, con uno o dos delanteros, con
carrileros y sin ellos. Titulares que a la fecha siguiente no iban ni al banco
y que de no estar ni concentrados volvían a estar entre los once. Jugadores que
no habían participado en los ensayos tácticos de la semana y el día del partido
aparecían entre los titulares. Lleva utilizados 24 jugadores. Sólo Estudiantes,
que en la última fecha dispuso de una alineación alternativa para priorizar la
Copa Sudamericana, lo supera con 26. Futbolistas un tanto desconcertados por un
contexto en el que lo imprevisible pasa a ser cotidiano. Con motivos para crear
una fractura entre el plantel y el cuerpo técnico, para airear mediáticamente
el descontento por tanto golpe de timón.
Lo descripto podría caberle perfectamente a un equipo en
crisis, pero es la realidad de uno que el domingo va a ir al Monumental a disputarle
el primer puesto a River. La campaña de Independiente no entra dentro de la
ortodoxia futbolística. Es una sorpresa constante. Es un equipo loco que les
contagia ese rasgo a varios de sus partidos. Ya desde el debut, un 3-0 a
Atlético Rafaela, un resultado mentiroso, que no reflejó los padecimientos
defensivos del Rojo ni las oportunidades de gol de los santafecinos.
También fue un resultado tramposo la goleada sufrida 4-0
frente a Vélez, un castigo demasiado duro, que no se justificaba por lo que
había sido el desarrollo. Iba la tercera fecha y era la segunda derrota
consecutiva, con un director técnico (Jorge Almirón) que por tocar tantas
teclas terminaba activando los cuestionamientos.
No faltaron quienes empezaron a contarle las horas al
entrenador que vino de Godoy Cruz. Que se declaró hincha de Independiente, pero
sin caer en la demagogia ni olvidar que su función era la de conductor de
grupo, no la de fanático de tribuna.
Independiente perdía 1-0 con Olimpo en Bahía Blanca. Era el
tercer traspié seguido y se acababa el partido, pero a tres minutos del final y
en el descuento, con los goles de Penco y Mancuello, dio vuelta la historia. De
ahí hasta hoy, cuatro victorias en fila ante el asombro general. Es un equipo
con capacidad de reacción. También revirtió resultados adversos frente a Racing
y Quilmes. En medio de la vorágine se distingue la columna vertebral:
Rodríguez, Tula, Mancuello, Montenegro. Pisano, el mayor gambeteador del plantel,
ejemplifica la montaña rusa que es Independiente. Fue titular en la primera
fecha, pero por un gesto descomedido al ser reemplazado fue marginado a la
jornada siguiente. Volvió para ser suplente e ingresar en los segundos tiempos.
El sábado, de tan decisivo que fue en el triunfo sobre Quilmes, Almirón le
confirmó al rato la titularidad contra River. Todo es así, muy volcánico, a
corazón abierto. Independiente propone (13 goles a favor, dos menos que River,
el máximo anotador) y se expone (con 10 en contra está entre los cinco
conjuntos más vulnerados del torneo). Independiente no empata, es a cara o
cruz.
Almirón reconoció a River como "el mejor equipo",
pero alertó que hasta ahora "nadie lo atacó". ¿Parece de locos?
Independiente no oculta lo que es.
Fuente La Nación
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