Por Denis Fabricatore
Si hay algo que generó críticas, reproches, enojos y
disconformidad en el hincha de Independiente fue la gran cantidad de cambios
que hizo Jorge Almirón en lo que va del campeonato.
Cambios de esquema, de jugadores y de planteos. Ni siquiera
la racha de buenos resultados le trajeron aire al entrenador del Rojo, que
había tenido un muy buen comienzo y no era tan resistido como lo es hoy. Cuando
ganó, no terminó de convencer a todos. Cuando perdió, el hincha no le tuvo
piedad.
Algo no cierra.
Se vieron varios sistemas de juego en estas ocho fechas. En
la mayoría de los casos, Almirón trató de respetar la tan cuestionada línea de
tres defensores y sólo alteró la cantidad de volantes y delanteros.
Usó tres veces la formación 3-4-3, dos veces el 3-5-2, dos
veces el 3-4-1-2 y una vez el 5-2-2-1.
Lo cierto es que, si bien cosechó más festejos que derrotas,
muchas veces tuvo que cambiar de esquema y de nombres en el entretiempo después
de haber sufrido bastante en los primeros 45 minutos.
Francisco Pizzini y Matías Pisano fueron los que más veces
entraron desde el banco para cambiar la historia.
En defensa, Almirón parece haberse decidido por una línea de
tres con Néstor Breitenbruch, Cristian Tula y Víctor Cuesta.
En el medio, probó a Rodrigo Gómez, Gabriel Vallés y al
propio Breitenbruch como carrileros por derecha, mientras que intentó con Sergio
Escudero y Lucas Villalba por izquierda, dándole prioridad a este último.
A Federico Mancuello lo reinventó como volante interno,
acompañado casi siempre por Franco Bellocq y de vez en cuando por Jesús Méndez.
En el ataque, hubo varias duplas diferentes entre Claudio
Riaño, Juan Martín Lucero y Sebastián Penco; incluso, llegó a jugar con Riaño
como único punta o con Daniel Montenegro como tercer delantero.
Las dudas no terminan ahí. Pizzini y Pisano fueron la clave
del triunfo más de una vez, pero el juvenil nunca estuvo desde el arranque y el
ex Chacarita no rindió cuando le tocó ser titular.
En el fondo, Tula es señalado por cometer errores que
cuestan puntos. En tanto, Bellocq no termina de afirmarse en la mitad de la
cancha y los carrileros parecen no adaptarse a lo que quiere Almirón. En el
ataque tampoco hay nada definido: Riaño y Penco tienen chispazos de oportunismo
mezclados con lagunas futbolísticas, mientras que Lucero trabaja más afuera del
área que adentro de ella.
Demasiados interrogantes en la primera parte del campeonato.
Los cambios del DT dejaron al descubierto que el equipo tiene algo que no
cierra
Fuente LxR
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