YO DIGO
Hubo una vez un equipo que sin presiones ni rígidos esquemas dogmáticos, se dedicó a JUGAR A LA PELOTA. Con pibes que se conocieron en el vestuario, y cada uno quería mostrarle al otro su maña o habilidad para divertirse con la redonda.
Y durante dos partidos entusiasmó a sus seguidores ávidos de comprar esperanzas y hasta espejitos de colores.
El SISTEMA comprendió que debía proceder con rigor, temeroso de perder el poder obtenido con tanta palabrería y cortinas de humo.
Entonces buscó a alguno de los culpables que se atrevió a JUGAR A LA PELOTA en lugar de cumplir al pie de la letra las recomendaciones que impartía el SUPREMO TECNICO y lo castigó ejemplarmente.
El resto del equipo rápidamente comprendió las reglas. Los más veteranos por conocer desde hacía más tiempo la inflexibilidad del SISTEMA.
Los más jóvenes para no correr la suerte del díscolo castigado.
Así todo volvió a la normalidad. Y se volvió a ejecutar el libreto tantas veces escuchado tras cada función.
A los jugadores, como a piezas de un ajedrez sobre césped les quedó claro.
Y se dejó de JUGAR A LA PELOTA.
Para ejecutar un LIBRETO.
Esto induce a error pensando que la culpa de no jugar es de alguno de los once dentro de la cancha, o solo de uno, cuando el problema es del que pone a los once con los cordones de los botines atados. Pero mal atados, el izquierdo al derecho y los obliga a ejecutar EL LIBRETO so pena de excluirlo.
No vaya a ser cosa que no le den bola al SISTEMA y que aparezca un Capitán Piluso que se salga del molde encontrando un Coquito.
Y NOS HAGA CAGAR DE RISA A TODOS, AÚN PERDIENDO PERO SIN MEZQUINDADES.
Por Ernesto Assale
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