Por Beto Tisinovich
En las dos victorias ante Belgrano y Rafaela vimos a un
Independiente de buen trato de pelota, arriesgando siempre y por momentos
jugando como nos gusta.
Teníamos en La Plata una prueba más difícil contra un
Estudiantes armado y que viene haciendo buenos torneos.
Pero todo lo que se hizo anteriormente se quedó en el viaje
por la autopista.
Ya la semana venía mal barajada cuando nos enteramos de que
Pisano ni se concentraba. Almirón dijo que no le entendió lo que le pidió y que
era culpa de él.
Que me perdone el DT, pero el Enano jugó igual con la B y La
Crema y fue determinante en ambos partidos. ¿Lo sacó por el gesto cuando lo
reemplazó en el LDA? No creo, pero si quiso sancionarlo, un tirón de orejas
poniéndolo de suplente no hubiese sido una medida tan dictatorial.
Con esto y el regreso de Montenegro, el entrenador pecó y
cambió el sistema (5-3-2) de los triunfos pasados.
Si pretende que el Rolfi sea desequilibrante, está claro que
no vio toda esta parte del 2014. Porque el 23 casi no la tocó. Si la idea era
que trabajara atrás de los volantes centrales tampoco la cumplió.
Después sigue sin hacer pie Méndez y Bellocq mira los
partidos con la pechera puesta.
Para colmo ¿jugó? Iván Pérez, que ni terminó el primer
tiempo.
Muchos errores para un solo partido, en el que el DT fue
fundamentalista con una idea y le erró en los intérpretes de mitad de cancha
hacia adelante.
Sabemos que en este fútbol mezquino estos regalitos al
adversario se pagan con derrota, y así fue. Porque si no están Pisano ni Riaño,
quienes se cansaron de desbordar el domingo anterior, Pizzini debe jugar de
entrada. Y lo demostró, ya que fue el único que pudo hacer algo por lo menos
para empatar.
Esperemos que la caída sea eso y nada más, porque está claro
que esto altera la tranquilidad de cualquier plantel, cuando se saca, se pone y
se excluye.
Atención...
Fuente Olé
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