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domingo, 24 de agosto de 2014

Cambiar… ¿para qué?





Por Cristian Fernández

Independiente le había ganado con contundencia y claridad a Atlético Rafaela, sin embargo Jorge Almirón decidió hacer cambios y hasta modificar el sistema.

La pregunta es: ¿Era necesario?

La goleada de esta noche ante Vélez marca algo más que uno de esos partidos en los que no te sale nada y a tu rival todo. Lo de hoy demuestra que hay que cambiar, pero esta vez no para mejorar sino para arreglar todo lo que está mal.

Con Rafaela el Rojo tuvo presión, velocidad, verticalidad, contundencia, variantes en ataque y hasta manejo certero del balón. Todos los componentes funcionaron y fueron importantes. En la semana, un problema con Pisano lo dejó afuera de los concentrados y una lesión también lo sacó a Riaño del once titular. La inclusión de Montenegro y el Droopy Gómez no encajaron y ahí aparece el foco del problema.

El Rolfi le saca ritmo y el Droopy no siente la marca y no puede hacer la banda.

Entonces, cuál será el fundamento de la salida de Zárate, un pibe que anduvo bien y fue la rueda de auxilio para que Pisano se dedique a jugar y Figal no esté tan solo.

Esta noche ante Vélez volvió Pisano. Su rendimiento fue flojo, pero el esquema no fue el del arranque.

Es más, con esos dos cambios en el entretiempo Almirón se suicidó.

Regaló la banda derecha y Pratto no dudó en aprovecharlo. Por allí hizo todo lo que quiso y dañó mucho.

Ahora, Jorge Almirón deberá volver a cambiar.

Quizás sea interesante regresar a las fuentes o buscar mayor equilibrio en el mediocampo.

Ahí podría aparecer Bellocq en lugar de Méndez.

Ahí podría aparecer Zárate por el Droopy.

Y, claramente, deberá modificar la forma de atacar. Desde la travesía a La Plata que Independiente viene en picada. No ataca con ideas, con variantes ni con pelota vertical. No aprovecha las bandas.

En fin, Almirón no deberá casarse con nadie y buscar la forma de volver a lo que se mostró ante Belgrano y Rafaela. Independiente necesita cambiar, pero ahora sí, cambiar no para mejorar, sino para encontrar el rumbo y ser un equipo en serio, que sepa a qué jugar cuando tiene la pelota y morder en todo el terreno cuando la mueve el rival.


Fuente Infierno Rojo

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