Por Rodrigo Tamagni
Los jugadores entran y salen como figuritas.
No importan nombres, ni tiempo de juego ni -al parecer-
rendimiento.
El DT llegó para imponer su mano dura en todos los aspectos:
cambios, identidad de juego y vestuario. Al que no le gusta, afuera.
Líder por imposición, esta vez mostró una falta de matices
preocupante.
¿El resultado? Un recuerdo a la hora de analizar un equipo
sin otra variante que lastimar por las bandas
Matías Pisano, de titular a no ser convocado.
Iván Pérez, de no figurar a estar de entrada por uno de los
mejores del debut (no jugó por estar lesionado) y terminar saliendo a los pocos
minutos del primer tiempo.
Federico Insúa fuera del banco de suplentes, al igual que
Alexis Zárate, que fue reemplazado por un refuerzo.
Víctor Cuesta, recién arribado, a la cancha.
Francisco Pizzini, el
mejor, entra con el partido empezado.
Federico Mancuello, sintiéndose por el medio a una posición
nueva.
Queda claro que éste entrenador no tiene grises. Es blanco o
negro con Almirón.
Plata o mierda.
Lo demuestra en su estilo de juego (apoyado por cierto),
pero también queda expuesto por la falta de variantes.
Por esa falta de
matices.
El 'Emperador' Jorge llegó para manejar el plantel a su manera, le
guste a quien le guste.
No importan los nombres, al parecer, ni los famosos
'códigos de vestuario'.
Líder por imposición que intentará convencer desde los
resultados.
Ojo, no numéricos, sino de rendimiento.
Lo cierto es que Independiente esta vez perdió con nada.
Estudiantes marcó, se ordenó y pegó con un golazo. Esa joya arquitectónica de
la disciplina fue contemplada por un equipo que no tuvo más ideas que intentar
por los costados.
Chocó siempre con un marcador a treinta metros del arco, y
siguió tropezando con la misma piedra.
Faltó juego por el centro del campo. Ahí radicó la principal
falencia del equipo. Metió un 'all in' por los costados y se olvidó de una
variante por el carril central. Los cerrojos del rival dejaron expuesta esa
falencia y se notó que todavía falta rodaje.
No hay que caer en la crítica simple del resultado, sino
hacer un análisis del comportamiento. Desde la idea, Independiente sigue
buscando lo mismo y eso hay que celebrarlo: juego asociado, pelota por abajo e
intentar jugar pase lo que pase. Puede salir, como no, pero no se negocia. En
esa apreciación la falta de grises es perfecta.
Ahora hay que buscar maneras de
llegar al triunfo cuando la profundización por las bandas no está fina. Laburar
otros aspectos que le permitan a los jugadores no morirse con una sola pestaña
dentro de la idea madre.
Fuente Play Fútbol
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