Por Leo Farinella
Cuando le preguntan a Tite por Neymar, el DT dijo que lo ve
mejorando pero que lo necesita más concentrado. O sea, el entrenador elogia
pero es capaz de pedirle más a su figura.
Cada vez que a Sampaoli le preguntaron por Messi se agotó el
stock de mamaderas en el país
Orden y progreso es el lema de Brasil. Desde que está Tite
al frente de su selección llevó esos valores al máximo nivel. Tite agarró a un
Brasil que venía del histórico 1-7 con Alemania en la semi de su propio
Mundial, dos Copas América pésimas y con las Eliminatorias complicadas. Hizo un
fuerte recambio, reorganizó el equipo, bajó un mensaje claro y de entrada se le
dieron los resultados. Brasil fue para arriba hasta ganar la Eliminatoria con
facilidad y transformarse en el gran candidato a quedarse con el Mundial.
Al mismo tiempo que asumió Tite designaron a Bauza en
nuestra Selección. Después vino Sampaoli. Ninguno de los dos pudo otorgarle al
equipo una estructura y una identidad que le permitiera crecer poco a poco. Fue
todo urgencia, a los ponchazos, sin la confianza de nadie. Nuestra Selección
hoy es todo lo contrario de Brasil: desorden y retroceso.
Sampaoli, con Messi durante un entrenamiento.
Cuando le preguntan a Tite por Neymar, que armó y terminó la
brillante jugada del primer gol, y participó de la contra del 2-0 a México, el
DT dijo que lo ve mejorando pero que lo necesita más concentrado. O sea, el
entrenador elogia pero es capaz de pedirle más a su figura.
Cada vez que a Sampaoli le preguntaron por Messi se agotó el
stock de mamaderas en el país. Va a ser el equipo de Messi, es un genio que ve
cosas que nadie ve, el fútbol le debe un Mundial a Messi y tantas más que
podríamos ir recordando. No dieron ningún resultado. Ni en el juego, ni en la
relación técnico-jugador.
Abrazo de Neymar a Messi
Tite se sumó al festejo de gol de Brasil casi como uno más
mientras Sampaoli, totalmente rechazado, tuvo que gritar solo hasta el
milagroso gol de Rojo contra Nigeria. Sí, el mismo gol en el que te abrazaste
con cualquiera, con el primero que se te cruzó. El respeto no se gana
endulzando los oídos de las figuras. Todo lo contrario. El respeto y la
admiración se ganan con conocimiento y obrando bien.
Podemos mirar más arriba y apuntar a los dirigentes. En ese
sentido, aunque es obvio que Argentina atravesó en los últimos años una crisis
muy severa y que al día de hoy no somos los profesionales que deberíamos ser,
tampoco es Brasil un ejemplo perfecto. Por supuesto, siempre es mejor una
asociación fuerte y organizada, pero igual se puede tener una gran Selección
sin todos los planetas alineados.
Descuidamos los juveniles después del maravilloso trabajo de
la era Pekerman-Tocalli, dimos banquinazos con los técnicos, perdimos prestigio
y hoy los más calificados entrenadores seguramente tienen opciones mejores que
dirigir a la Selección.
No alcanza con llorar lo que pudo haber sido y ya no es.
Messi jugó cuatro Mundiales y no ganó ninguno. Difícilmente veamos otro jugador
de ese nivel. Ya bastante con haber tenido también a Maradona. Somos
privilegiados por haber disfrutado a dos jugadores magníficos, cada uno con su
característica. Hoy no es momento de salvadores. Hay que mirar lo que hizo
Brasil. Eligió un técnico capaz. Probado. Con experiencia, personalidad,
previsibilidad y liderazgo. Construyó un equipo. Potenció a sus grandes
jugadores. Les dio seguridad, confianza, los hizo crecer. Empecemos a construir
con humildad. El desorden y el retroceso tienen que haber llegado hasta acá. Se
tiene que haber terminado en esta enorme frustración, este fracaso mayúsculo y
doloroso de la Selección en Rusia.
Fuente Olé
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